Vv. 24—32. Un buen rato antes del alba, estando solo, Jacob desplegó más plenamente sus
temores orando a Dios. Mientras estaba así ocupado, Uno semejante a un hombre luchó con él.
Cuando el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades y casi no hallamos palabras para expresar
nuestros deseos más vastos y fervientes, y queremos decir más de lo que podemos expresar,
entonces, la oración lucha, sin duda, con Dios. Por atribulados o descorazonados que estemos,
prevaleceremos y, al prevalecer con Él en oración, prevaleceremos contra todos los enemigos que
luchan contra nosotros. Nada requiere más vigor y esfuerzo incesante que luchar. Es un emblema del
verdadero espíritu de fe y oración. Jacob mantuvo su terreno; aunque la lucha continuó largo rato,
esto no remeció su fe, ni silenció su oración. Él tendrá una bendición y prefería que todos sus huesos
fueran dislocados antes que irse sin una. Los que quieren tener la bendición de Cristo deben
decidirse a no aceptar una negativa. La oración ferviente es la oración eficaz. —El Ángel le puso una
marca de honor perdurable cambiándole el nombre. Jacob significa usurpador. Desde ahora en
adelante será celebrado, no por su astucia y hábil manipulación, sino por el valor verdadero. “Serás
llamado Israel”, príncipe de Dios, un nombre más grande que el de los grandes hombres de la tierra.
Indudablemente él es un príncipe, esto es, un príncipe de Dios; son verdaderamente honorables
aquellos que son poderosos en oración. Al tener poder con Dios también tendrán poder con los
hombres; él prevalecerá y ganará el favor de Esaú. —Jacob da un nombre nuevo al lugar. Lo llama
Peniel, el rostro de Dios, porque ahí había visto aparecer a Dios y obtuvo el favor de Dios. A quienes
Dios honra les corresponde admirar su gracia para con ellos. El Ángel que luchó con Jacob era la
segunda Persona de la sagrada Trinidad que, después, fue Dios manifestado en la carne y que, en su
naturaleza humana, es llamado Emanuel, Oseas xii, 4, 5. —Jacob fue herido en su muslo. Ello podría
servirle para evitar que se sintiera superior con la abundancia de las revelaciones. El sol le salió a
Jacob; amanece para aquella alma que ha tenido comunión con Dios.