Comentario de Matthew Henry | Genesis 20:1-8 | 0 | 1140
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Comentario Génesis 20:1-8. Abraham en Gerar—Sara tomada por Abimelec. - Genesis 20:1-8

Estudio Biblico

Vv. 1—8. Las políticas torcidas no prosperarán: nos ponen en peligro a nosotros y a los demás. Dios
da aviso a Abimelec de su peligro de pecar, y del peligro de muerte por su pecado. Todo pecador
voluntario es un hombre muerto, pero Abimelec alega ignorancia. Si nuestra conciencia atestigua
que, por haber sido de alguna manera engañados con una trampa, no hemos pecado a sabiendas
contra Dios, será nuestro regocijo en el día malo. Es consolador para quienes son honestos que Dios
conozca su honestidad y la reconozca. Es gran misericordia que se nos impida cometer pecado; Dios
debe llevar la gloria en esto. Pero si hemos hecho mal por ignorancia, eso no nos excusará si
persistimos en ello a sabiendas. El que hace mal, sea quien fuere, príncipe o campesino, ciertamente
recibirá su paga por el mal que ha hecho, a menos que se arrepienta y, en lo posible, haga restitución.

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PASAJE BIBLICO

Genesis 20
20:1 De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar.

20:2 Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara.

20:3 Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido.

20:4 Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente?

20:5 ¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.

20:6 Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.

20:7 Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.

20:8 Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera.

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