Vv. 18—23. La embriaguez de Noé está registrada en la Biblia, con esa transparencia que
solamente se halla en la Escritura, como caso y prueba de la debilidad e imperfección humana,
aunque haya sido tomado de sorpresa por el pecado, y para mostrar que el mejor de los hombres no
puede estar en pie si no depende de la gracia divina y es sostenido por ella. Cam parece haber sido
un hombre malo y, probablemente, se alegró de encontrar a su padre en una situación impropia. De
Noé se dice que era perfecto en sus generaciones, capitulo vi, 9; pero esto se refiere a la sinceridad,
no a la perfección sin pecado. Noé, que se mantuvo sobrio en compañía de borrachos, ahora está
borracho en compañía de sobrios. El que piensa que está firme, mire que no caiga. Tenemos que
poner mucho cuidado cuando usamos abundantemente las buenas cosas creadas por Dios, para no
usarlas en exceso, Lucas xxi, 34. —La consecuencia del pecado de Noé fue la vergüenza. Obsérvese
aquí el gran mal del pecado de la ebriedad. Descubre a los hombres; cuando están ebrios delatan los
males que tienen, y, entonces, se les sacan fácilmente los secretos. Los porteros borrachos mantienen
las puertas abiertas. Trae desgracia a los hombres y los expone al desprecio. En la medida que los
delata los avergüenza. Cuando están embriagados, los hombres dicen y hacen cosas que, estando
sobrios, los haría enrojecer sólo el pensarlo. Fíjese el cuidado de Sem y Jafet para tapar la vergüenza
de su padre. Hay un manto de amor que se puede poner sobre las faltas de todos, 1 Pedro iv, 8.
Además de eso, hay un manto de reverencia que se puede poner sobre las faltas de los padres y de
otros superiores. La bendición de Dios espera a quienes honran a sus padres, y su maldición se
enciende especialmente contra quienes los deshonran.