Vv. 17—20. El diluvio fue creciendo durante cuarenta días. Las aguas subieron tan alto que las
cumbres de los montes más elevados quedaron tapados por más de veinte pies [poco más de 6
metros). En la tierra no hay un lugar tan elevado que ponga a los hombres fuera del alcance de los
juicios de Dios. La mano de Dios alcanzará a todos sus enemigos, Salmo xxi, 8. Cuando creció el
diluvio, el arca de Noé fue levantada y las aguas, que rompían todo lo demás, sostuvieron el arca.
Eso que para los incrédulos es señal de muerte para muerte, para los fieles es señal de vida para vida.
Vv 21—24. Murieron todos los hombres, mujeres y niños que había en el mundo, excepto los
que estaban en el arca. Podemos imaginar fácilmente el terror que los embargó. Nuestro Salvador
nos dice que hasta el mismo día en que llegó el diluvio, ellos estaban comiendo y bebiendo, Lucas
xvii, 26, 27; estaban sordos y ciegos a todas las advertencias divinas. La muerte los sorprendió en
esta postura. Ellos se convencieron de su necedad cuando ya era demasiado tarde. Podemos suponer
que intentaron todos los medios posibles para salvarse, pero todo fue en vano. Los que no se
encuentran en Cristo, el Arca, ciertamente serán destruidos, destruidos para siempre. —¡Hagamos
una pausa y consideremos este tremendo juicio! ¿Qué puede prevalecer delante del Señor cuando él
está airado? El pecado de los pecadores será su ruina, temprano o tarde, si no se arrepienten. El Dios
justo sabe llevar la ruina al mundo de los impíos, 2 Pedro iii, 5. ¡Qué terrible será el día del juicio y
de la perdición de los hombres impíos! Felices los que son parte de la familia de Cristo y que como
tales están a salvo con Él; ellos pueden esperar sin desmayo y regocijarse de que triunfarán cuando
el fuego queme la tierra y todo lo que en ella hay. Podemos suponer algunas distinciones favorables
en nuestro propio caso o carácter, pero, si descuidamos, rechazamos o abusamos de la salvación de
Cristo, pese a las imaginadas ventajas, seremos destruidos en la ruina común de un mundo incrédulo.