Salmo 100
¿Ha considerado alguna vez cómo trata usted al Señor? Algunas personas elevan una y otra vez peticiones de oración, pero no le expresan admiración, alabanza ni gratitud. Cuando ese es el caso, pueden estar tratando de usar al Señor para satisfacer sus necesidades y deseos sin demostrar amor por Él.
Primera de Pedro 2.9 dice que Dios creó a su pueblo para alabarle. Nuestras preocupaciones e inquietudes son de gran importancia para Él, pero también quiere que le busquemos con un corazón de adoración, no con una actitud de egocentrismo.
Cuando ensalzamos al Señor, nuestro enfoque se desplaza hacia Él. Entonces comenzamos a recordar su grandeza, bondad, misericordia, amor y fidelidad. Se nos dice que lo alabemos con alegría (Sal 100.1), en todo tiempo (Sal 34.1), congregacionalmente (Sal 108.3) y con todo el corazón (Sal 111.1). Incluso vemos a Pablo y a Silas alabando a Dios en medio del dolor y el encarcelamiento (Hch 16.25).
Tómese un tiempo hoy para reflexionar sobre la poderosa obra salvadora de Dios en su vida. En vez de acercarse al Señor con una lista de peticiones, alábele por su fidelidad y justicia. Cuando su corazón está lleno de alabanza, las preocupaciones se disipan y confiará en que Dios proveerá para sus necesidades en el momento en que así lo disponga.