A la desobediencia, a la búsqueda del Señor, a la fidelidad en el diezmo, a la generosidad en la ofrenda y la ayuda a los necesitados, usted debe añadir la diligencia.
Podríamos resumir proverbios 13:4 en cuatro palabras: el que trabaja prospera. La prosperidad bíblica viene de la mano de esfuerzo con trabajo duro y constante, y claramente a la prosperidad se llega con acciones, obedeciendo, buscando, dando y trabajando. Para ser diligente debe conocer cuales son sus cualidades potenciales, esos dones con los que Dios le ha dotado para operar en su diario vivir, estudiar y aprovechar el tiempo disfrutando del trabajo porque en el sepulcro ya no hay nada que hacer, como dice Salomón ya no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría Ecl 9:10.
Una persona diligente maneja bien sus bienes y se ocupa en sus negocios, y esto es un mensaje para algunos fuerte en una sociedad donde se promueve el ocio, es tedioso trabajar y estar de vacaciones rodeados de placer para algunos es un propósito de vida, estamos con una generación que tiene edad legal para trabajar pero todo lo que ganan lo destinan para viajes, discotecas, conciertos, ropa, dispositivos y beneficios netamente individuales, no ahorran, no aportan para el mercado semanal, ni para seguir estudiando y mucho menos para ayudar a los pobres. Y ni hablar de la cultura del dinero fácil y la eterna juventud.
El diligente es aquel que hace lo que tiene que hacer, cuando lo tiene que hacer en el momento oportuno , como lo tiene que hacer, dando lo mejor de si, y con la motivación correcta. Es decir que Dios desea que usted trabaje, y quiere bendecir su trabajo , de hecho antes de instituir la ofrenda y el diezmo, creó el trabajo, eso quiere decir que estos son instrumentos de la bendición el Señor, cuando usted le da lo que a Dios pertenece, Dios promete bendecir su trabajo para que usted pueda nuevamente diezmar, ofrendar y ayudar a los necesitados, todo ello adornado con la perseverancia que el tiempo perfecciona.
Propóngase administrar eficientemente el 90% restante que Dios le da, ser fiel en sus oraciones, diezmos y ofrendas, ayudar como familia a una persona o familia necesitada, y a dar lo mejor de todo su potencial trabajando, y así usted disfrutará de la prosperidad que viene de Dios. 1 Tesalonicenses 4:11-12 a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, 12 para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.