Estudio Biblico
Con frecuencia pensamos que la alabanza es un subproducto de las bendiciones, pero ella es apropiada en cualquier circunstancia. Honrar a Dios en medio de los problemas hace que el corazón experimente un cambio dramático, pasa del temor a la valentía. No podemos afirmar que entendemos el poder de la alabanza, hasta que hayamos experimentado esta transformación personalmente.
Cuando los mensajeros llegaron con advertencias de un ejército que avanzaba, el rey Josafat tuvo miedo (2 Cr 20.3). Pero al recordar la soberanía del Señor y su fidelidad en el pasado, se acordó de que Dios provee soluciones a situaciones que aparentan no tener esperanza.
La solución divina parecía extraña y muy desconcertante: “Ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el SEÑOR les dará” (2 Cr 20.17 NVI). Pero en el instante siguiente, el rey y su pueblo estaban postrados sobre sus rostros adorando al Señor. La alabanza celebra la presencia de Dios, haciendo a sus seguidores más conscientes de que Él está con ellos.
Los israelitas sabían que su Protector estaba en medio de ellos; confiaban en que tenía un plan, porque la alabanza les había recordado que esto siempre era cierto. Celebrar al Señor refuerza la fe. El corazón de Josafat pasó del temor de no poder hacer nada, a la valentía (2 Cr 20.3, 12, 20).
El Señor intervino de manera personal y milagrosa a favor de los israelitas. Él hará lo mismo por usted. La próxima vez que enfrente una situación preocupante, decida alabar a Dios en vez de compadecerse de sí mismo. Dios liberará su poder, dándole valentía y llenando su corazón de gozo.
20:15 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
20:16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
20:17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso: paraos, estad quedos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén , no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que Jehová estará con vosotros.
20:18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
20:19 Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz.
20:20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo: Oidme, Judá y moradores de Jerusalén . Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
20:21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.
20:22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros:
20:23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
20:24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
20:25 Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.
20:26 Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy.
20:27 Y todo Judá y los de Jerusalén , y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos.
20:28 Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas, y trompetas, a la casa de Jehová.
20:29 Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel.
20:30 Y el reino de Josafat tuvo paz; porque su Dios le dio paz de todas partes.