Un acto de bondad - 2 Reyes 5:2-3

2 Reyes 5:2–3, MSG

Dio la casualidad de que Aram, en una de sus expediciones de asalto contra Israel, capturó a una joven que se convirtió en sierva de la esposa de Naamán. Un día ella le dijo a su ama: "Oh, si tan solo mi amo pudiera encontrarse con el profeta de Samaria, sería sanado de su enfermedad de la piel".

Naamán era el comandante del ejército sirio que capturó a una joven israelita y la trajo como sierva de su esposa. Puedes imaginar cómo su vida se puso patas arriba. Llevada de su familia y amigos a un país extranjero, apenas entendía el idioma. Sus esperanzas y sueños se hicieron añicos, y todo se debe a Naamán. Uno pensaría que ella lo odiaba. Pero cada vez que llegaba a casa y se quitaba la armadura, oculta debajo estaba la lepra, carcomiendo su cuerpo. Podría haber pensado: "Espero que mueras. Arruinaste mi vida". Pero en cambio, ella estaba llena de misericordia y le ofreció el remedio a través del cual fue completamente curado. Todo porque mostró bondad a alguien que le había hecho mal.

Es fácil guardar rencor, tratar de devolverle el favor a alguien, ignorarlo y hacerlo sufrir, pero todo eso lo detiene. Jesús dice: "Dios bendice a los que son misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". Sé bueno con alguien que no lo merece.