DEVOCIONAL MUJER VIRTUOSA ADG | Isaias 6:1-6 | 0 | 234
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Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en med - Isaias 6:1-6

Estudio Biblico

ISAÍAS 6:1-6

En esta tierra hay diversos momentos que podemos calificar como majestuosos. Un amanecer o atardecer; el arco iris desplegándose en el cielo, la belleza de una flor naciendo, el vuelo de las aves, la misma concepción del ser humano. Tantos sucesos podríamos citar, pero ninguno es tan sublime como la imponente belleza de la santidad de Dios. Isaías tuvo una visión de la pureza en su punto máximo: la del Señor mismo. Ante este trono de perfección divina, Isaías vio su condición, se vio a sí mismo y confesó su pecado: “… ¡Ay de mí! Que soy muerto; soy hombre de labios inmundos y vivo en medio de un pueblo de labios inmundos.” (Isaías 6:5). Cuando verdaderamente contemplamos Su gloria y Su santidad, no puede existir otro camino que la confesión. 

Es estar de acuerdo con la misma santidad de Dios, que pone de manifiesto nuestro pecado, revela nuestra condición. Cuando Jesús estuvo junto al lago de Genesaret, vio dos barcas cerca de la orilla de hombres que habían salido a pescar durante toda la noche sin resultado. Allí tuvo su encuentro con Simón Pedro. Cuando él contemplo el milagro de la pesca, le dijo al Señor: “Apártate de mí, Señor; porque soy hombre pecador” (Lucas 5:8). Amada, cuando miramos a Dios, en comunión con Su Palabra, bajo la guía del Espíritu Santo, vemos lo que realmente somos, es un espejo. La gloria y la belleza de Su Santidad revelan lo malo que hay. ¡Pero qué grandiosa promesa tenemos! Podemos acercarnos día a día a ese mismo Trono que vio Isaías. Y por la sangre de Cristo, por su obra en la cruz, sabemos que Él es fiel y justo en perdonar siempre.

La Palabra de Dios nos exhorta a lo práctico. No podemos quedarnos en la contemplación. Es por ello que a través de este recurso de gracia, la oración, queremos crecer. Por ello te animo a que en tu vida sea un hábito. Haz un inventario moral, necesitas la guía del Espíritu, porque nuestra tendencia al confesar es generalizar. Toma un papel y ora pidiéndole al Señor que sondee tu corazón; escribe todo lo que Dios te marque y ponte de acuerdo con Él. Verás cómo el Espíritu revela. Confiesa, apártate y Dios perdona. Una vez terminado, quémalo. Hay limpieza, hay comunión, hay claridad, hay santidad. Esto es confesión. Bendice Señor tu Palabra en cada corazón.

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PASAJE BIBLICO

Isaias 6
6:1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

6:2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

6:4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

6:5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

6:6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;

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