Esto es lo que he determinado para toda la tierra; esta es la mano que he extendido sobre todas las naciones. Si lo ha determinado el Señor Todopoderoso, ¿quién podrá impedirlo? Si él ha extendido su mano, ¿quién podrá detenerla? —Isaías 14:26-27
Dios es un Dios de propósito: se mueve estratégicamente e implementa Su plan perfecto. Como Sus hijos, Dios desea que seamos personas de propósito. Cuanto más cerca estemos de Él, con más propósito viviremos.
Jesús conocía Su propósito. Dijo que vino al mundo para que tengamos vida y para deshacer las obras del diablo (Juan 10:10; 1 Juan 3:8).
En cuanto a nuestro propósito específico, eso varía de persona a persona y de una etapa de la vida a la siguiente, pero Dios tiene un propósito general en el que todos podemos elegir vivir cada día.
Por ejemplo, amamos a los demás, no porque siempre nos apetezca, sino porque nos proponemos amar a los demás. Lo mismo ocurre cuando damos, mostramos misericordia, amabilidad, perdonamos y tantas otras cosas. El amor, el gozo, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad y todos los demás frutos del Espíritu son nuestros para disfrutarlos y entregarlos a otros si lo hacemos a propósito. Hacemos estas cosas, no porque siempre tengamos necesariamente ganas, sino porque es lo que estamos llamados a hacer.
El gozo y la paz no suceden por accidente; vienen cuando eliges vivir tu vida a propósito.