Gálatas 5:9
Los historiadores describen a los gálatas como “inconstantes en sus resoluciones, amantes del cambio y personas en las que no se puede confiar”, “…extremadamente cambiables, inconstantes, amigos de la apariencia, perpetuamente rencillosos, fruto de la excesiva vanidad”. Pablo, como fundador de las iglesias en Galacia, trae una exhortación a los hermanos que habían empezado bien en el evangelio pero que ahora se estaban desviando a las prácticas judaizantes, que obligaban rigurosamente cumplir la ley de Moisés, quitando el poder a la justificación en Cristo y la gracia que recibimos como creyentes.
Esto hacía que, como cristianos, dependieran de sus propias fuerzas en lugar de depender completamente de Cristo. Esta persuasión, que tal vez estaba en sus comienzos, Pablo le llama aquí “un poco de levadura” que ya mezclada en la harina fermenta toda la masa. Es decir, la mezcla de las obras de la ley con la fe en Cristo. Y que afectaba la carrera de los gálatas como verdaderos cristianos. Esto era un gran estorbo porque primeramente “no vino de aquel que llama” y el propósito es quitar eficacia a la obra completa de Cristo en la cruz. Así como los gálatas, nosotras somos llamadas a “correr bien” la carrera del cristiano.
Correr bien es obedecer el evangelio, obedecer la verdad. Una carrera nos habla de avanzar, de progresar. Mi hija corre; es una atleta en desarrollo. Pero como atleta, ella enfrenta obstáculos que quieren hacerle perder y desconcentrarse de la carrera. El año pasado fue a competir a los Juegos Centroamericanos y mientras corría la carrera de los 1,000 metros, una de las que iba corriendo empezó a golpearla con el codo a fin de distraerla, perturbarla y desviarla de la meta. Gracias a Dios, ella no hizo caso de tal estorbo ¡y siguió hasta llegar y ganar! Hoy día podemos encontrar levadura que puede corromper la pureza de la obra de Cristo en nosotras. ¿Qué tal una relación ilícita, o dar oído a una doctrina que nos diga que somos campeonas y que podemos llegar a la cima de nuestras vidas o hablar mal contra una hermana? ¿Qué nos puede detener o desviar de la carrera a la que hemos sido llamadas? ¿Qué puede ser en nuestras vidas ese “poco de levadura” que leuda toda la masa y no nos hace correr hacia la meta? Cortemos con todo lo que pueda estorbarnos a correr bien, y busquemos vivir la verdad del evangelio que solamente se encuentra en las Sagradas Escrituras.