“Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde”. Malaquías 3:10 (NVI)
Si quieres que Dios bendiga tus finanzas, ponlo en primer lugar en tus finanzas. Esto se llama la disciplina espiritual del diezmo. Dios es específico acerca de este hábito de devolverle la primera parte de tus ingresos: “Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde” Malaquías 3:10 (NVI).
Obviamente, Dios no necesita tu dinero. Entonces, ¿por qué habla sobre el diezmo? Porque Él quiere lo que eso representa en tu vida, Dios está probando tu fe, está probando tus prioridades, está probando tu gratitud.
Cuando das tu diezmo a Dios, es gratitud por el pasado: “Dios, yo no tendría nada si no fuera por ti”, es el establecimiento de prioridades en el presente: “Dios, quiero que tú estés en primer lugar en mi vida”, y es una declaración de fe en el futuro: “Dios, creo que vas a cumplir tus promesas”.
Diezmar es una prueba de tu confianza. ¿Confías en Dios lo suficiente para decirle esas cosas sobre tu dinero? Dios nos prueba porque quiere que lleguemos a ser como Él. Dios es el mejor dador, y cuando demostramos que somos confiables con nuestras finanzas, nos volvemos más como el Gran Dador.
Un hombre de negocios muy conocido me dijo una vez, “Rick, tienes que decirle a las personas, que el mejor momento para iniciar el diezmo es cuando ellos están en deuda”. Cuando le pregunté ¿por qué?, dijo, “porque es cuando más se necesita la ayuda de Dios”.
Diezmar puede parecer especialmente difícil cuando tienes deudas. Pero si quieres salir de las deudas, necesitarás la ayuda de Dios. Así que, hónralo poniéndolo a Él en primer lugar a través del diezmo.
Puedes pensar que no puedes permitirte diezmar, ¡pero no puedes permitirte no hacerlo! Si quieres que Dios bendiga tus finanzas, debes ponerlo en primer lugar en tus finanzas.
Reflexiona sobre esto
¿Te resulta difícil diezmar? ¿Por qué, o por qué no?