por Dr. Jaime Mirón
Recibimos una pregunta sobre una cita bíblica. Me refiero a Marcos 10:25 «Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios».
La señora quien nos escribió dice: «Oí un intérprete decir que ese “ojo de la aguja” no se refería a las agujas normales de mano que conocemos, sino que en los lugares donde Jesús anduvo había casas que tenían las puertas así como arcos parecidos a las agujas de mano, y que era muy difícil que un camello pasara por allí. Mi pregunta es... ¿a qué se refiere exactamente “el ojo de un aguja“»?
RESPUESTA
Hay varias interpretaciones de este pasaje. Lo que más he escuchado es la interpretación que dice que el ojo de una aguja es una pequeña puerta en la puerta principal de entrada a la ciudad que se llamaba precisamente el «ojo de una aguja». Cuando estuve en la Tierra Santa le pregunté a un estudioso acerca esta interpretación y me dio a entender que era puro folklore y esa puerta no existía.
Otra versión es que el «ojo de la aguja» es un paso montañoso muy angosto donde apenas puede cruzar una persona mucho menos un camello. No creo que los apóstoles lo entendieron de esa manera.
Jesús enfáticamente advierte que las riquezas son un obstáculo para entrar en el reino de Dios. El camello fue el animal más grande en palestina y el ojo de la aguja, el agujero más pequeño. A menudo Jesús emplea hipérbole en sus enseñanzas y lo hace aquí haciendo contraste entre el animal grande y el agujero pequeño.
El contexto de Marcos 10 da fe de que es la interpretación correcta. Citamos Marcos 10 comenzando con el versículo 17:
Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó:
—Maestro bueno, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?
—¿Por qué me llamas bueno? —preguntó Jesús—. Solo Dios es verdaderamente bueno; pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: “No cometas asesinato; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre”.
—Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.
Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él.
—Hay una cosa que todavía no has hecho —le dijo—. Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.
Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.
Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!». Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios. De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!».
Los discípulos quedaron atónitos.
—Entonces, ¿Quién podrá ser salvo? —preguntaron.
Jesús los miró fijamente y dijo:
—Humanamente hablando, es imposible, pero no para Dios. Con Dios, todo es posible (Marcos 10:17-27 NTV).
Era humanamente posible para el camello entrar en la supuesta pequeña puerta de la ciudad, pero los discípulos entendieron que era imposible. Efectivamente es imposible que un camello pase por el ojo de una aguja, pero con Dios, todo es posible.