Eclesiastés 5:4-5
¡Ay nuestra boca! Nos mete en tanto líos como nuestras ganas de impresionar a alguien. ¿Te ha pasado? Justo en el momento en que acabas de decir algo (apresurada, tal vez), te das cuenta de lo improbable que es que cumplas. Prometes u ofreces quizá pensando conseguir algo, ser aceptada, ser incluida. Nos pasa con nuestros prójimos, pero también nos pasa respecto a Dios.
Como si Él pudiera impresionarse con mis palabras, y cambiar Su soberana voluntad por los dichos de mi boca. Me encantan esos pasajes del Antiguo Testamento cuando Dios establece sus mandamientos y firma sus órdenes con un “Yo Jehová”. Ese nombre sí tiene poder. Porque alude al Único, Inmutable, Sabio Dios Creador que con Su palabra sostiene la creación entera, y que en el Verbo encarnado, Jesús, nos dio vida nueva. Porque lo que Él dice, eso será, eso hará. Porque Su palabra se sostiene sola. Pero la mía no. Quisiera decir que sí, pero hay tantas veces donde literalmente debo de tragarme cada una de las letras pronunciadas. Y ver como mi promesa cae a tierra y me lleno de vergüenza y temor por lo incumplido de mi alma.
Porque las circunstancias a veces me rebasan y dejo de ver la Cruz y Su palabra como la guía de mi vida. Porque mi alma a veces duda, avanza, retrocede como la ola del mar que nos cuenta Santiago. Porque puedo ser necia, muy necia, y llenarme y llenar a otros de palabras sin sentido, que me hacen parecer (¿cómo decirlo de manera elegante?), mentirosa.
Una hija de Dios, una seguidora de Cristo sabe que separada de Él, nada puede hacer. Ni siquiera prometer algo confiando en sus propias fuerzas. El Espíritu Santo tiene que ser el motor de sus propósitos, el ritmo de sus palabras, la certeza de si y no, sabiendo que es a Dios a quien responderemos. Cumple lo que promete, dice la porción final del verso 5.
Finalmente, ser una mujer incumplida no muestra ni refleja la gracia de Dios recibida. Todo lo contario. Es un mal testimonio. Un perfecto ejemplo de ser oidoras, mas no hacedoras. Dios nos ayude a cuidar todo lo que decimos y prometemos