Empecemos por definir el aborto como el asesinato intencional de un feto humano. No hay forma semántica de romantizar tal atrocidad, desde el campo de la medicina El Dr. Warren Hern, autor del libro “La Práctica del Aborto”, un libro de texto médico que enseña los procedimientos para realizar un aborto, dijo en una conferencia de “Planned Parenthood”: “Hemos alcanzado un punto en esta tecnología en particular [aborto por dilatación y evacuación] en el que no es posible negar que es un acto de destrucción. Está ante nuestros ojos. Las sensaciones del desmembramiento fluyen a través de las pinzas como una corriente eléctrica.”
Incluso los defensores contemporáneos del aborto reconocen la inhumanidad del procedimiento.
El oponerse al homicidio equivale a promover la vida. Independientemente de todo lo demás que el aborto haga, no promueve la vida del niño que está por nacer. Aunque algunas personas sostendrán que el aborto promueve la calidad de vida de aquellos que no quieren tener hijos, la realidad es que no promueve la vida del ser en cuestión —el niño que está por nacer y que se desarrolla—. La Biblia apoya de forma sistemática y firme el gran valor de toda vida humana. El pobre, el oprimido, la viuda, el huérfano y el discapacitado, la Biblia los valora altamente a todos. Por lo tanto, cualquier discusión sobre el tema del aborto debe, en última instancia, lidiar con este tema clave de las Escrituras. Cuando la destrucción o la eliminación de la vida humana, aun cuando es potencial, se lleva a cabo de forma barata y fácil, una sombra oscurece todo el panorama de la santidad de la vida y la dignidad humana. R. C. Sproul
Según la ciencia de la embriología establece que, desde las primeras etapas del desarrollo del feto, ya eras un ser humano distinto, vivo y completo. No eras parte de otro ser humano como las células de la piel en la parte posterior de mi mano; ya eras un miembro vivo de la familia humana, aunque todavía te faltaba madurar. No hay diferencia significativa entre el embrión que fuiste en un momento y el adulto que eres hoy que pueda justificar que alguien decida matarte en las primeras etapas de tu desarrollo.
No existe un argumento religioso al momento de promover la vida, no se trata de ganar una simple discusión cuando solo de hablar se trata, como dice 1 Pedro 3 :!5 Al contrario, honren en su corazón a Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes, como cristianos debemos tener una posición firme al momento de defender la vida y la verdad, como señala el filósofo Francis J. Beckwith, llamar a un argumento “religioso” es un error de categoría, como lo sería preguntar “¿Cuánto mide el número 5?”
Jesucristo nos llevó a un nuevo nivel cuando de hablar de amor se trata, amar a Dios y amar al prójimo, trascendió además del campo de las acciones al campo del pensamiento, de lo que se dice y de lo que se omite, fue tan radical que enseñaba claramente que, por un lado, debemos evitar todas aquellas cosas que forman parte de la definición general del homicidio; pero, por otro lado, también se nos manda de forma positiva a esforzarnos por salvar, mejorar y cuidar la vida. Tenemos que evitar el asesinato y todas sus ramificaciones y, al mismo tiempo, hacer todo lo que podamos para promover la vida. Así como Jesús consideró que la lujuria es parte del adulterio, también juzgó que la ira no justificada y la calumnia son partes del asesinato. Así como la lujuria es adulterio del corazón, la ira y la calumnia son asesinato del corazón. Lo que Jesús dijo es que la ley en contra del asesinato incluye una ley en contra de cualquier cosa que tenga que ver con hacerle daño a otro ser humano injustamente.
Podríamos sintetizarlo de la siguiente manera :
Premisa 1: Es moralmente incorrecto matar a un ser humano inocente.
Premisa 2: El aborto mata intencionalmente a un ser humano inocente
Conclusión: El aborto es moralmente incorrecto.
Los seres humanos son iguales en naturaleza, no por función. Aunque tienen diferencias significativas en las distintas etapas de desarrollo, son iguales porque comparten una naturaleza humana común, y poseen esa naturaleza humana desde el momento que comenzaron a existir. Las diferencias de tamaño, el nivel de desarrollo, el medioambiente y el grado de dependencia no son buenas razones para justificar el aborto. El aborto es malo, es pecado, mancha con sangre inocente a todos los involucrados, deja a una madre con un vacío insondable y termina la vida de un inocente.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz