Toda filosofía que Salomón pudo haber probado, ahora lo ve como un fracaso total, los excesos en el palacio, aquellas fiestas, y todo tipo de excesos; solo produjo en él hastío.
Sin Dios todo provocará muerte, vivir para uno mismo refleja nuestro carácter egoísta, amargado, sin gozo porque no hay dios que lo produzca. Pero si somos agradecidas con lo que tenemos hoy, sin estar afanadas buscando, pensando cómo obtener esto o aquello; y en todo caso, mejor viendo hacia lo eterno, todo cobra sentido.
Con la sabiduría de Dios es más fácil llevar la vida aquí; donde no pertenecemos y mientras que nuestra morada se encuentra allá en la eternidad, aprendamos a vivir con gozo y agradeciendo constantemente lo que tenemos. “No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios” Eclesiastés 2:24 ¿No te conforta estas palabras mi hermana? Dios produce bendiciones de justicia a sus hijas, su soberanía en nosotras se muestra cuando caminamos de su mano; y entonces el trabajo y la mercadotecnia se vuelve vulnerable porque acompañadas con Dios estaremos mejor.
La vida aquí solo es pasajera. Salomón edificó, acumulo bienes; pero su felicidad al final no radicó en todo lo que tenía. Y así es hoy, la satisfacción propia no genera vida eterna, sino placeres efímeros, vacío en nuestra alma. Como veíamos ayer, desesperanza. Podemos tener sabiduría humana, pero jamás se comparará a la de Dios. La vida se nos va en un abrir y cerrar de ojos (Santiago 4:14). ¿Dónde estará nuestra mente hoy? ¿En lo terrenal o en lo eterno? Nada ni nadie podrá llenar dicho vacío, solo el amor de Dios en nuestro andar diario.
Si hoy tenemos un buen empleo, un sueldo fructífero y bienes es una bendición de Dios. Dedícalos a Él, pero dale lo que le corresponde y aún más, así mostraremos una actitud de amor y humildad. Hónralo con lo que te dé, recuerda que toda dádiva proviene de Él, y es para Él (Santiago 1:17). Que nuestros días se desgasten para Dios, que nuestro trabajo siembre para lo eterno porque es allí donde están las riquezas de su Gloria y nuestra vida le pertenece. Vivamos cada segundo y que nuestros días acaben aquí trabajando en su obra.