Estudio Biblico
Una profesora de arte clásico dijo una vez: “No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir.” Tanta razón tenía el sabio Salomón cuando dijo: “Sabiduría, ante todo, adquiere sabiduría” La sabiduría equivale a conocer la verdad y cómo aplicarla en una situación dada; la comprensión es conocimiento, sazonado y modificado por la sabiduría y la inteligencia. El conocimiento sin sabiduría no vale nada.
Por eso, presta oídos a la sabiduría, cuando aplicas sabiduría a tu vida, por naturaleza ella dará frutos. Déjame mostrarte algunos de ellos:
1. La Sabiduría da buena cabeza: “Yo, la sabiduría, convivo con el buen juicio” (v.12). Este buen juicio no se aprende en los teoremas matemáticos, ni en los axiomas de los filósofos, ni en las normas de las estadísticas, sino en las verdades de la Palabra de Dios.
2. La Sabiduría da buen corazón: “Todos los que temen al Señor odiarán la maldad. Por eso odio el orgullo y la arrogancia, la corrupción y el lenguaje perverso.” (v.13). El principio de la sabiduría es el temor de Dios dice Proverbios 1:7. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, son pecados peligrosos que no permite ver a la persona la necesidad que tiene de Dios.
3. La sabiduría da influencia en los asuntos públicos. “El sentido común y el éxito me pertenecen. La fuerza y la inteligencia son mías” (v. 14). Consejo, acierto, inteligencia y poder son cualidades de incalculable valor para quienes están en autoridad. Por eso no debemos dejar de orar por todos aquellos que están en autoridad política, social o económica, sea Dios dándoles sabiduría.
4. La sabiduría hace dichosos a los que la reciben. “Amo a todos los que me aman. Los que me buscan me encontrarán” (v.17). Este verso es fascinante en el texto hebreo, porque dice: “La aman los que madrugan”, los que encuentran la sabiduría son los que no perdonan esfuerzo, estudio y oportunidades de alcanzarla.
Cuando buscamos la sabiduría de Dios, encontramos que Él nos bendice de maneras inesperadas. ¡Busquemos la sabiduría de Dios! Y dejemos que Él nos sorprenda de cualquier forma que Él escoja. Mantente en el temor del Señor; Su disciplina, instrucción, consejo y humildad, conoce que de ahí viene la sabiduría.
Con amor, María Auxiliadora de Ampié.