¿Cómo enfrenta usted la injusticia? ¿Cómo responde usted a quien le hace mal? Vivimos en tiempos donde parece que la injusticia reina, la corrupción es campante, y pareciera que los malos no tuvieran consecuencias. Algunos tenemos que enfrentar personas que tienen autoridad sobre nosotros, y la aprovechan para ser abusivos. Hemos tenido que enfrentar bulling, violencia, engaños, sufrido robos, o persecución.
Cuando somos tratados mal, con injusticia ,engaño, o opresión, en ocasiones quisieramos responder con violencia, ira, o venganza; tomar justicia con nuestras propias manos. Pero a través del Salmo del día de hoy, el salmista nos enseña que ante la opresión o injusticia en el mundo, nuestra respuesta debe ser esperar en Dios y en Su Palabra, amándola sobre todas las cosas y viviendo justamente de acuerdo a sus enseñanzas.
121 Yo practico la justicia y el derecho;
no me dejes en manos de mis opresores.
122 Garantiza el bienestar de tu siervo;
que no me opriman los arrogantes.
123 Mis ojos se consumen esperando tu salvación,
esperando que se cumpla tu justicia.
124 Trata a tu siervo conforme a tu gran amor;
enséñame tus decretos.
125 Tu siervo soy: dame entendimiento
y llegaré a conocer tus estatutos.
126 SEÑOR, ya es tiempo de que actúes,
pues tu ley está siendo quebrantada.
127 Sobre todas las cosas amo tus mandamientos,
más que el oro, más que el oro refinado.
128 Por eso tomo en cuenta todos tus preceptos[e]
y aborrezco toda senda falsa.
Una de las tentaciones que debemos vencer cuando enfrentamos la injusticia, o la opresión por parte de otras personas, es actuar como ellas. Creer que no vale la pena ser justo, en un mundo injusto. Pensamientos como “no vale la pena hacer las cosas correctamente, mire como le va de bien a las personas que son corruptas” podrían invadir nuestra mente, y sugerirnos que seamos igual al mundo; sin embargo, el salmo de hoy enseña que al mal se le vence con el bien.
121 Yo practico la justicia y el derecho; no me dejes en manos de mis opresores.
El mundo necesita que el pueblo de Dios continúe siendo sal y luz, a pesar de tanta maldad, injusticia y opresión en el mundo. Debemos marcar la diferencia, no responder al mal con el mal, sino al mal con el bien, viviendo justamente.
Para que esto sea posible, necesitamos entonces como el salmista, leer y practicar la Palabra de Dios:
Trata a tu siervo conforme a tu gran amor; enséñame tus decretos. 125 Tu siervo soy: dame entendimiento y llegaré a conocer tus estatutos.
Debemos amar la Palabra, incluso mucho mas que el oro refinado, y aborrecer el pecado.
127 Sobre todas las cosas amo tus mandamientos,
más que el oro, más que el oro refinado.
128 Por eso tomo en cuenta todos tus preceptos[e]
y aborrezco toda senda falsa.
En la palabra encontramos el consejo de Dios, de como como responder al mal con el bien. Ella nos enseña que debemos orar por los que nos persiguen, bendecir a los que nos maldicen, hacer el bien siempre a todos, perdonar al que nos hace agravio, vencer al mal haciendo el bien.
En medio de estas situaciones injustas, y de opresión, finalmente debemos aprender a esperar la protección y respuesta en Dios.
122 Garantiza el bienestar de tu siervo; que no me opriman los arrogantes.
123 Mis ojos se consumen esperando tu salvación, esperando que se cumpla tu justicia.
126 SEÑOR, ya es tiempo de que actúes, pues tu ley está siendo quebrantada.
Dios es justo, a el le pertenece el juicio de las personas, y ningún ser humano escapará de su justo juicio.
En este día yo le invito que memorice 127 Sobre todas las cosas amo tus mandamientos, más que el oro, más que el oro refinado