A veces Dios esconde Su rostro y deja a Sus hijos en tinieblas tocante a su interés en Él; y esto
cargan ellos en su corazón más que cualquier otra aflicción exterior. —Pero las preocupaciones
ansiosas son cargas pesadas con que los creyentes suelen cargarse a sí mismo más de lo necesario. El
pan de aflicción es, a veces, el pan diario del santo; nuestro mismo Maestro fue varón de dolores.
Cuando la tentación dura mucho es una tentación corriente pensar que durará siempre. Aquellos que
hace mucho están sin gozo, empiezan a estar sin esperanzas. Nunca debemos permitirnos formular
ninguna queja sino la que nos ponga de rodillas. Nada mata más al alma que la falta del favor de
Dios; nada revive más que el retorno de ello. —Los cambios súbitos y deliciosos del libro de los
Salmos son a menudo muy notables.
Pasamos de la profundidad de la desesperación a la cumbre de la confianza y gozo religiosos. Así es en el versículo 5. Todo es rechazo sombrío en el versículo 4, pero aquí la mente del adorador deprimido se encumbra sobre todos sus temores inquietantes, y se arroja sin reservas a la misericordia y cuidado de su Divino Redentor. Véase aquí el poder de la fe y
lo bueno que es acercarse a Dios. Si llevamos nuestras preocupaciones y penas al trono de la gracia y
los dejamos ahí, podemos irnos como Ana y nuestro rostro ya no será más triste, 1 Samuel i, 18. La
misericordia de Dios es el sustento de la fe del salmista. Encontrar que tengo que confiar en ti me
consuela, aunque yo no tengo mérito propio. —Su fe en la misericordia de Dios llenó su corazón de
gozo en su salvación; porque el gozo y la paz vienen de creer.
Él me ha tratado con abundancia. Por fe él estaba confiado en la salvación como si ya estuviera completa. De esa manera los creyentes vierten sus oraciones, renunciando a todas las esperanzas que no sean en la misericordia de Dios por
medio de la sangre del Salvador y, a veces de súbito, en otras gradualmente, hallarán que sus cargas
son quitadas y restaurado su consuelo; entonces, ellos reconocen que sus temores y quejas eran
innecesarios y reconocen que el Señor los ha tratado con generosidad.