Vv. 1—3. Obsérvese la humildad de Rut. Cuando la providencia la empobreció, ella se sometió de
buena gana a su suerte. Los espíritus soberbios prefieren morir de hambre antes que doblegarse; no
así Rut. Es más, es su propia proposición. Ella habla humildemente de su permiso para ir a espigar.
Podemos no exigir bondad, como si nos fuera debida, pero podemos pedir, y tomarla como favor,
aunque se trate de algo pequeño. —Rut también fue un ejemplo de diligencia. No le gustaba comer
el pan de balde. Este es un ejemplo para la juventud. La diligencia promete bien tanto para este
mundo como para el otro. No debemos avergonzarnos de un empleo honesto. Ningún trabajo es
indigno. El pecado es una cosa baja para nosotros, pero no debemos pensar lo mismo de algo a lo
cual nos llama la providencia. —Ella fue un ejemplo de consideración por su suegra y de confianza
en la providencia. Dios ordena sabiamente lo que a nosotros nos parecen hechos pequeños; y los que
se ven totalmente inciertos, también son dirigidos a servir su gloria y el bien de su pueblo.