Vv. 1—3. Hasta ahora el carácter de Sansón ha parecido glorioso, aunque poco común. En este
capítulo lo hallamos comportándose en forma tan mala que muchos se cuestionan si era o no un
hombre santo. Pero el apóstol ha dirimido esto en Hebreos xi, 32. Al dirigir nuestra atención a las
doctrinas y ejemplos de la Escritura, a los artificios de Satanás, a lo engañoso del corazón humano y
a los métodos con que frecuentemente el Señor trata a su pueblo, podemos aprender lecciones útiles
de esta historia, en la cual innecesariamente tropiezan algunos, mientras que otros critican y objetan.
El tiempo específico en que vivió Sansón, puede dar razón de muchas cosas que, si se hicieran en
nuestra época, y sin el designio especial del Cielo, serían altamente criminales. Puede que él haya
hecho muchos ejercicios piadosos que, si se hubieran registrado, hubieran echado una luz diferente a
su carácter. —Obsérvese el peligro de Sansón. ¡Oh, que todos los que satisfacen sus apetitos
sensuales con borracheras o cualquier lujuria sensual, se vean a sí mismos de este modo rodeados,
vencidos y marcados para el desastre por sus enemigos espirituales! Mientras más profundo
duerman, más seguros se sienten, pero mayor es su peligro. Esperamos que fuera con una resolución
piadosa de no volver a su pecado que él se levantó por miedo del peligro en que estaba. ¿Puedo yo
estar a salvo bajo esta culpa? Fue malo que él se echara a dormir sin controlar su situación; pero
hubiera sido peor si hubiera permanecido tranquilo.