Vv. 10—12. Se guardó una pascua solemne en el tiempo señalado por la ley, y en las llanuras de
Jericó, como desafío a los cananeos que los rodeaban. Era el cumplimiento de la promesa de que
cuando fueran a celebrar las fiestas, su tierra estaría bajo la protección especial de la providencia
divina, Éxodo xxxiv, 24. —Se destaca que el maná cesó tan pronto como ellos comieron el trigo de
la tierra. Porque así como vino cuando lo necesitaban, así continuó mientras lo necesitaron. Esto nos
enseña a no esperar provisiones milagrosas cuando pueden tenerse de manera corriente. La Palabra y
las ordenanzas de Dios son maná espiritual con el cual Dios alimenta a Su pueblo en este desierto.
Aunque a menudo abandonadas, no obstante, continúan mientras estemos aquí; pero cuando
lleguemos al Canaán celestial, este maná cesará, pues ya no lo necesitaremos.