Vv. 4—6. Bueno es haber sido enseñado tempranamente en la religión; los niños pueden ser
amados por amor de sus padres. Dio gran gozo al apóstol ver a los niños andando en las huellas de
sus padres, y probablemente, a su vez, apoyando al evangelio. Que Dios bendiga más y más a esas
familias, y levante a muchos que imiten su ejemplo. ¡Qué agradable es el contraste con los muchos
que infunden la irreligiosidad, la infidelidad y el vicio en sus hijos! Nuestro camino es verdadero,
nuestra conducta es buena, cuando están de acuerdo con la palabra de Dios. Podría decirse que este
mandamiento de amor cristiano mutuo es un mandamiento nuevo porque fue declarado por el Señor
Cristo, pero, en cuanto a su tema, es antiguo. Este es el amor a nuestras almas, que obedezcamos los
mandamientos divinos. La visión anticipada de la declinación de este amor, y de otras apostasías o
desvíos, puede ser la explicación de esta exhortación del apóstol al deber y la obediencia a este
mandamiento con frecuencia y fervor.