Vv. 39, 40. El mundo considera que los justos no son dignos de vivir en el mundo y Dios declara
que el mundo no es digno de ellos. Aunque el justo y el mundo difieran ampliamente en su juicio,
concuerdan en esto: que no es apropiado que los hombres buenos tengan reposo en este mundo. Por
tanto, Dios los recibe fuera de este. El apóstol dice a los hebreos que Dios proveyó cosas mejores
para ellos, por tanto, deben estar seguros que él esperaba cosas buenas de ellos. Como nuestras
ventajas, con las cosas mejores que Dios ha provisto para nosotros, están mucho más allá de las de
ellos, así debe ser más grande nuestra obediencia por fe, nuestra paciencia esperanzada y nuestro
trabajo de amor. A menos que tengamos una fe verdadera como tenían estos creyentes, ellos se
levantarán para condenarnos en el día postrero. Entonces, oremos continuamente por el aumento de
nuestra fe, para que podamos seguir estos ejemplos brillantes y con ellos ser, a la larga,
perfeccionados en santidad y felicidad, y brillar como el sol en el reino de nuestro Padre para
siempre jamás.