Estudio Biblico
Las personas dicen, a veces: “Lo único constante es el cambio”. Felizmente, esto no es verdad. Hay Uno que jamás cambia: Jesucristo seguirá siendo el mismo siempre. ¡Qué verdad tan esperanzadora! Pero es difícil encontrar refugio en alguien que no conocemos bien. Por tanto, veamos las acciones de Jesús para saber más de su naturaleza.
Perdonó a otros. Mostró misericordia, no condenación, a quienes se arrepintieron. Por ejemplo, tuvo compasión de la mujer sorprendida en adulterio, e impidió que la apedrearan. En vez de condenarla, le dijo que sus pecados habían sido perdonados (Jn 8.1-11).
Consoló a los afligidos. Visitó a Marta y a María cuando lloraban la muerte de su hermano, Lázaro (Jn 11.1-45).
Suplió necesidades. Después de pasar tres días sanando toda clase de dolencias, se preocupó por una multitud de personas que no había comido. Él pudo haber enviado a las 4.000 personas a buscar su propia comida, pero prefirió proveerles de lo que necesitaban para saciar su hambre (Mr 8.1-9).
Intercedió por Sus discípulos. Pocas horas antes de ser crucificado, le pidió al Padre que protegiera y santificara a sus seguidores, entre ellos a usted y a mí (Jn 17.15-17, 19, 20).
Fortaleció a los creyentes y les dio poder para hacer la obra de Dios. En Hechos 1.8, el Señor envió a sus discípulos a anunciar el evangelio, asegurándoles: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.
El Señor Jesús sigue perdonando, consolando, proveyendo, intercediendo e impartiendo poder.