Vv. 10—13. Mientras mejor conozcamos la doctrina de Cristo, enseñada por los apóstoles, más
íntimamente nos aferraremos a ella. Cuando conocemos sólo en parte las aflicciones de los
creyentes, eso nos tienta a que declinemos la causa por la cual ellos sufren. Suele permitirse una
forma de piedad, una profesión de fe cristiana, sin una vida santa, mientras la profesión sincera de la
verdad como es en Jesús y la atención resuelta a los deberes de la piedad, provocan la burla y la
enemistad del mundo. Así como los hombres buenos van mejorando, por la gracia de Dios, así los
hombres malos van empeorando por la astucia de Satanás y el poder de sus propias corrupciones. El
camino del pecado va cuesta abajo; los tales van de mal en peor, engañándose y siendo engañados.
Los que engañan a otros, se engañan a sí mismos, como lo descubrirán al final a sus expensas. La
historia de la iglesia externa, muestra en forma sobrecogedora que el apóstol dijo esto siendo movido
por el Espíritu Santo.