Vv. 8—10. Los cristianos deben evitar los gastos inútiles y tener cuidado de no contraer deudas
que no puedan pagar. También deben alejarse de toda especulación aventurera y de los compromisos
precipitados, y de todo lo que puedan exponerlos al peligro de no dar a cada uno lo que le es debido.
No debáis nada a nadie. Dad a cada uno lo que le corresponda. No gastéis en vosotros lo que debe al
prójimo. Sin embargo, muchos de los que son muy sensibles a los problemas, piensan poco del
pecado de endeudarse. —El amor al prójimo incluye todos los deberes de la segunda tabla (de los
mandamientos). Los últimos cinco mandamientos se resumen en esta ley real: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo; con la misma sinceridad con que te amas a ti, aunque no en la misma medida y
grado. El que ama a su prójimo como a sí mismo, deseará el bienestar de su prójimo. Sobre este se
edifica la regla de oro: hacer como queremos que nos hagan. El amor es un principio activo de
obediencia de toda la ley. No sólo evitemos el daño a las personas, las conexiones, la propiedad y el
carácter de los hombres, pero no hagamos ninguna clase ni grado de mal a nadie, y ocupémonos de
ser útiles en cada situación de la vida.