Vv. 18—21. ¿No sabían los judíos que los gentiles iban a ser llamados? Ellos podrían haberlo
sabido por Moisés e Isaías. Isaías habla claramente de la gracia y el favor de Dios que avanza para
ser recibido por los gentiles. ¿No fue este nuestro caso? ¿No empezó Dios con amor, y se nos dio a
conocer cuando nosotros no preguntábamos por Él? La paciencia de Dios para con los pecadores
provocadores es maravillosa. El tiempo de la paciencia de Dios es llamado un día, liviano como un
día y apto para el trabajo y los negocios; pero limitado como el día, y hay una noche que le pone fin.
La paciencia de Dios empeora la desobediencia del hombre, y la vuelve más pecaminosa. Podemos
maravillarnos ante la misericordia de Dios, de que su bondad no sea vencida por la maldad del
hombre; podemos maravillarnos ante la iniquidad del hombre, que su maldad no sea vencida por la
bondad de Dios. Es cuestión de gozo pensar que Dios ha enviado el mensaje de gracia a tantísimos
millones por la amplia difusión de su evangelio.