Comentario de Matthew Henry | Hechos 7:1-50 | 0 | 1959
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Comentario Hechos 7:1-50. La defensa de Esteban. - Hechos 7:1-50

Estudio Biblico

Vv. 1—16. Esteban fue acusado de blasfemar contra Dios y de apóstata de la iglesia; en
consecuencia, demuestra que es hijo de Abraham y se valora a sí mismo como tal. Los pasos lentos
con que avanzaba hacia su cumplimiento la promesa hecha a Abraham muestran claramente que
tenía un significado espiritual y que la tierra aludida era la celestial. —Dios reconoció a José en sus
tribulaciones, y estuvo con él por el poder de Su Espíritu, dándole consuelo en su mente, y dándole
favor ante los ojos de las personas con que se relacionaba. Esteban recuerda a los judíos su pequeño
comienzo como un freno para su orgullo por las glorias de esa nación. También les recuerda la
maldad de los patriarcas de sus tribus, al tener envidia de su hermano José; el mismo espíritu aún
obraba en ellos acerca de Cristo y sus ministros. —La fe de los patriarcas, al desear ser enterrados en
la tierra de Canaán, demuestra claramente que ellos tenían consideración por la patria celestial.
Bueno es recurrir a la primera manifestación de costumbres o sentimientos, cuando se han
pervertido. Si deseamos conocer la naturaleza y los efectos de la fe justificadora, debemos estudiar el
carácter del padre de los fieles. Su llamamiento muestra el poder y la gratuidad de la gracia divina, y
la naturaleza de la conversión. Aquí también vemos que las formas y distinciones externas son como
nada comparadas con la separación del mundo y la consagración a Dios.

Vv. 17—29. No nos desanimemos por la lentitud con que se cumplen las promesas de Dios. Los
tiempos de sufrimientos son a menudo tiempos de crecimiento para la Iglesia. Cuando el momento
de ellos es el más oscuro y más profunda su angustia, Dios está preparando la liberación de su
pueblo. Moisés era muy agradable, “fue agradable a Dios”; es la belleza de la santidad que tiene gran
precio ante los ojos de Dios. Fue preservado maravillosamente en su infancia; porque Dios cuida en
forma especial a los que ha destinado para un servicio especial; y si así protegió al niño Moisés, ¿no
asegurará mucho más los intereses de su santo niño Jesús, contra los enemigos que se reúnen en su
contra? —Ellos persiguieron a Esteban por argumentar en defensa de Cristo y su evangelio: en su
contra levantaron a Moisés y su ley. Podrían entender, si no cerraran voluntariamente sus ojos a la
luz, que Dios los librará por medio de este Jesús de una esclavitud peor que la de Egipto. Aunque los
hombres prolongan sus miserias, el Señor cuidará, no obstante, de sus siervos y concretará sus
designios de misericordia.
Vv. 30—41. Los hombres se engañan si piensan que Dios no puede hacer lo que ve que es bueno
en alguna parte; puede llevar al desierto a su pueblo, y ahí hablarles de consuelo. Se apareció a
Moisés en una llama de fuego, pero el arbusto no se consumía, lo cual representaba al estado de
Israel en Egipto, donde, aunque estaban en el fuego de la aflicción, no fueron consumidos. También
puede mirarse como tipo de la asunción de la naturaleza humana por Cristo, y de la unión de la
naturaleza divina y humana. —La muerte de Abraham, Isaac y Jacob no puede romper la relación
del pacto entre Dios y ellos. Nuestro Salvador prueba, por esto, el estado futuro, Mateo xxii, 31.
Abraham ha muerto, pero Dios aún es su Dios, por tanto, Abraham aún vive. Ahora bien, esta es la
vida y la inmortalidad que es sacada a la luz por el evangelio. —Esteban muestra aquí que Moisés
fue tipo eminente de Cristo, como libertador de Israel. Dios se compadece de los problemas de su
Iglesia y de los gemidos de su pueblo perseguido; y la liberación de ellos brota de su compasión. Esa
liberación es tipo de lo que hizo Cristo cuando bajó desde el cielo por nosotros, los hombres, y para
nuestra salvación. Este Jesús, al que ahora rechazaron como sus padres rechazaron a Moisés, es el
mismo que Dios levantó para ser Príncipe y Salvador. Nada resta de la justa honra de Moisés al decir
que él solo fue un instrumento y que es infinitamente opacado por Jesús. —Al afirmar que Jesús
debía cambiar las costumbres de la ley ceremonial, Esteban distaba tanto de blasfemar contra Moisés
que, en realidad, le honraba demostrando cómo se cumplió la profecía de Moisés, que era tan clara.
Dios, que les dio esas costumbres mediante su siervo Moisés, podía sin duda cambiar la costumbre
por medio de su Hijo Jesús. Pero Israel desechó a Moisés y deseaba volver a la esclavitud; de esta
manera, en general los hombres no obedecerán a Jesús porque aman este presente mundo malo y se
regocijan en sus obras e inventos.

Vv. 42—50. Esteban reprochó a los judíos la idolatría de sus padres a la que Dios los entregó
como castigo por haberlo abandonado antes. No fue una deshonra, sino honra para Dios que el
tabernáculo cediera paso al templo; ahora es así, que el templo terrenal dé paso al espiritual; y así
será cuando, al fin, el templo espiritual ceda el paso al eterno. Todo el mundo es el templo de Dios,
donde está presente en todas partes, y lo llena con su gloria; entonces, ¿qué necesidad tiene de un
templo donde manifestarse? Estas cosas muestran su eterno poder y deidad. Pero como el cielo es su
trono y la tierra es estrado de sus pies, ninguno de nuestros servicios benefician al que hizo todas las
cosas. Después de la naturaleza humana de Cristo, el corazón quebrantado y espiritual es el templo
más valioso para Él.

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PASAJE BIBLICO

Hechos 7
7:1 El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así?

7:2 Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,

7:3 y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.

7:4 Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.

7:5 Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo.

7:6 Y le dijo Dios así: Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años.

7:7 Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.

7:8 Y le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

7:9 Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él,

7:10 y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.

7:11 Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos.

7:12 Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez.

7:13 Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José.

7:14 Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas.

7:15 Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres;

7:16 los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.

7:17 Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto,

7:18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José.

7:19 Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen.

7:20 En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre.

7:21 Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo.

7:22 Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.

7:23 Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.

7:24 Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido.

7:25 Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así.

7:26 Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro?

7:27 Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros?

7:28 ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio?

7:29 Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.

7:30 Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza.

7:31 Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor:

7:32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar.

7:33 Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.

7:34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.

7:35 A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza.

7:36 Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años.

7:37 Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.

7:38 Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;

7:39 al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto,

7:40 cuando dijeron a Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

7:41 Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron.

7:42 Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel?

7:43 Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, Y la estrella de vuestro dios Renfán, Figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues, más allá de Babilonia.

7:44 Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había visto.

7:45 El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué al tomar posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David.

7:46 Este halló gracia delante de Dios, y pidió proveer tabernáculo para el Dios de Jacob.

7:47 Mas Salomón le edificó casa;

7:48 si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta:

7:49 El cielo es mi trono,Y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo?

7:50 ¿No hizo mi mano todas estas cosas?

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