Vv. 15—18. He aquí dos ejemplos de la iniquidad de Israel; cada uno fue una apostasía contra
Dios. —Esta gente era llamada Jesurún, “un pueblo recto” por algunos; “un pueblo visionario” para
otros; pero pronto perdieron la reputación de su saber y de su rectitud. Se dieron el gusto en cuanto a
apetitos como si no tuvieran nada que hacer sino hacer provisión para la carne a fin de satisfacer sus
concupiscencias. Los que se endiosan y hacen un ídolo de su estómago, con orgullo y jactancia, y no
toleran que se lo digan, abandonan por ello a Dios, con lo que demuestran que le estiman a la ligera.
Hay solo un camino para la aceptación y santificación del pecador, aunque sean diferentes los modos
en que la falta de religión o la falsa religión le muestra consideración para atraerlo a otros caminos,
actitud que a menudo, se califica mal como candidez. ¡Cuán locos están los idólatras que abandonan
la Roca de salvación para correr sobre la roca de la perdición!