Comentario de Matthew Henry | Deuteronomio 27:11-26 | 0 | 4656
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Comentario Deuteronomio 27:11-26. Las maldiciones que debían pronunciarse en el monte Ebal. - Deuteronomio 27:11-26

Estudio Biblico

Vv. 11—26. Las seis tribus designadas para la bendición eran todas hijos de las libres, porque a
ellas pertenece la promesa, Gálatas iv, 31. Leví está aquí entre el resto. Los ministros deben aplicarse
a sí mismos la bendición y la maldición que predican a los demás, y por fe decir su propio amén a
ellas. No sólo deben atraer a la gente a su deber con las promesas de bendición, sino provocarnos
temor con las amenazas de una maldición, declarando que la maldición sobrevendrá a quienes hagan
tales cosas. La gente tenía que decir amén a cada una de las maldiciones. Su fe profesaba que estas, y
otras maldiciones semejantes, eran declaraciones reales de la ira de Dios contra la impiedad e
injusticia de los hombres, de las cuales ni una tilde caerá por tierra. —Era el reconocimiento de la
equidad de las maldiciones. Los que hacen tales cosas merecen caer y permanecer bajo la maldición.
Para que los culpables de otros pecados, no mencionados aquí, no se creyeran a salvo de la
maldición, la última alcanza a todos: No sólo a los que hacen el mal que prohíbe la ley, sino también
a aquellos que omiten el bien que la ley manda. Sin la sangre expiatoria de Cristo, los pecadores no
pueden tener comunión con un Dios santo ni hacer nada que sea aceptable para Él; Su justa ley
condena a todos los que, en algún momento o en algo, la transgreden. Como transgresores
permanecemos bajo su espantosa maldición, hasta que la redención de Cristo es aplicada a nuestro
corazón. Donde quiera la gracia de Dios traiga salvación, enseña al creyente que renunciando a la
impiedad y los deseos mundanos, viva en este siglo sobria, justa y piadosamente, dando su amén a
las palabras de la ley de Dios, y deleitándose en ella según el hombre interior. En este santo caminar
se encuentran la paz verdadera y el gozo estable.

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PASAJE BIBLICO

Deuteronomio 27
27:11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:

27:12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.

27:13 Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.

27:14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz:

27:15 Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.

27:16 Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:17 Maldito el que redujere el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:18 Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:19 Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda.Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:20 Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:22 Maldito el que se acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:23 Maldito el que se acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:24 Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:25 Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

27:26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.

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