Vv. 1—3. Una revelación secreta fue hecha a Moisés mientras aún estaba en la presencia de Faraón,
para que le diera la advertencia del último juicio espantoso antes de irse. Este fue el último día de la
servidumbre de Israel; estaban por partir. Sus amos, que habían abusado de ellos en su trabajo, los
hubieran enviado con las manos vacías, pero Dios hizo provisión para que los trabajadores no
perdieran lo que les correspondía por su trabajo y les ordenó pedir ahora, en su partida, y les fue
dada. Dios curará al herido que, en humilde silencio le encomendó su causa; y al final ninguno de los
que sufren con paciencia sale perdiendo. El Señor les dio gracia ante los egipcios, haciendo evidente
cuánto los favorecía. Además cambió el espíritu de los egipcios hacia ellos, y los hizo tener la
compasión de sus opresores. Los que honran a Dios serán honrados por Él