Vv. 9—13. No descuidemos la manera en que este asunto familiar nos enseña a no descansar en
los privilegios externos o en nuestras propias obras. Procuremos las bendiciones del nuevo pacto por
fe en la certeza Divina. La conducta de Ismael fue de persecución, con desprecio profano del pacto y
la promesa, y con malicia contra Isaac. Dios se fija en lo que dicen y hacen los niños en sus juegos; y
les tomará en cuenta si dicen o hacen mal, aunque no lo hagan sus padres. Burlarse es un pecado
grande y resulta en provocación contra Dios. Los hijos de la promesa deben esperar que se burlen de
ellos. —Abraham se dolió de que Ismael se portara mal y que Sara exigiera un castigo tan severo.
Pero Dios le mostró que Isaac debe ser el padre de la Simiente prometida; por tanto, “manda lejos a
Ismael no sea que corrompa las costumbres o trate de usurpar los derechos de Isaac”. La semilla del
pacto de Abraham debe ser un pueblo por sí mismo, no mezclado con los que están fuera del pacto:
Sara poco pensó en lo que hizo, pero Dios rectificó lo que ella dijo.