Vv. 17—21. El horno humeante y la antorcha encendida representan, probablemente, las severas
pruebas y la feliz liberación de los israelitas, con el apoyo bondadoso recibido en los tiempos
difíciles. Probablemente el horno y la antorcha, que pasaron entre los pedazos, los quemaran y
consumieran completando de este modo el sacrificio, y atestiguara que Dios lo aceptó. Así se sugiere
que los pactos de Dios con el hombre son hechos por sacrificio, Salmo 1. 5. Nosotros podemos saber
que Él acepta nuestro sacrificio si enciende afectos piadosos y devotos en nuestra alma. —Se
establecen los límites de la tierra concedida. Se habla de varias naciones o tribus que deben ser
expulsadas para dar lugar a la simiente de Abram. —En este capítulo notamos la fe de Abram que
lucha contra la incredulidad triunfando sobre ella. No os asombréis, creyentes, si encontráis
temporadas de tinieblas y malestar. Sin embargo, no es la voluntad de Dios que estéis deprimidos: no
temáis, pues Él será para vosotros todo lo que fue para Abram.