Vv. 16—18. Caín desechó todo el temor de Dios y no quiso escuchar los mandatos de Dios. Los
profesantes hipócritas que fingen y se niegan a tomar en serio a Dios, son justamente abandonados a
su suerte para que hagan algo extremadamente escandaloso. Así, pues, se desprenden de aquella
forma de santidad para la cual han sido reproche y cuyo poder niegan. Caín se fue de la presencia del
Señor y nunca encontramos que haya regresado, para su consuelo. La tierra en que habitó Caín fue
llamada la tierra de Nod, que significa ‘estremecimiento’ o ‘tembloroso’ que, de ese modo, muestra
la inquietud e incomodidad de su espíritu, o ‘la tierra de un vagabundo’: Quienes se apartan de Dios
nunca pueden hallar reposo en ninguna otra parte. —Los que en la tierra buscaban la ciudad
celestial, optaron por morar en tabernáculos o carpas; pero Caín, por no importarle esa ciudad,
edificó una en la tierra. Así, todos los maldecidos por Dios procuran su estabilidad y satisfacción
aquí abajo.