TITANES - Job 18:16

Es vergonzoso cuando nuestros hijos toman decisiones sin temor de Dios, actos ilícitos, adicciones, enriquecimientos deshonestos, actos violentos y antibíblicos, cayendo en todo tipo de desorden; es una afrenta que duele profundamente en el corazón de padres y madres por igual, principalmente cuando desde pequeños han escuchado una sana doctrina y han decidido alejarse como lo hizo el hijo prodigo. 

¿En qué falle? Suele ser la pregunta mas incisiva que se nos ocurre hacia nosotros, desmeritando lo poco o lo mucho que hicimos bien, y olvidamos que nuestros hijos son personas, que razonan, que deciden por voluntad, y que el evangelio jamás es una camisa de fuerza.  Y es que si mantenerse intachable y con una fe autentica frente a un cónyuge inconverso es una tarea titánica, hacerlo frente a los hijos es quizás, más. 

Existen muchas personas que realmente aman a Dios, que han tenido buen testimonio frente a su cónyuge e hijos y que viven este drama, si tu eres uno ellos, quiero recordarte que la escritura dice que el pecado se encarga de marchitar todo  Job 18:16 Sus raíces se secarán y sus ramas se marchitarán.  Y ningún ser humano está exento de pecar. Debes reconocer que esta ha sido una experiencia que te ha permitido ejercitar la humildad como ninguna otra y Dios ha utilizado este recurso para que seas constante en la oración. Por último, no te canses de amarlo, hablarle con la verdad de las escrituras y aguardar su regreso con fe.» Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.  Lucas 15:20 No intentes hacer lo que le corresponde al Espíritu Santo en su tiempo perfecto. Juan 16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

Tu hijo siempre recordara la forma como lo trataste, la gracia que le brindaste cuando no lo merecía y poco recordara las cosas materiales que le diste. Es personal el propósito de ser aprobado para Dios, sigue siendo el padre o madre que Dios quiere que seas.