¿Cómo puedo lidiar con un trabajo que exige horas extras y con hacer del éxito en mi trabajo un ídolo?
No sé dónde el Señor te ha colocado, pero suena como si estuvieras en una organización que tiene éxito al mantener en un ambiente estresante que se mueve a un ritmo rápido y que nunca se detiene. Un espacio así suele requerir que los empleados pongan el trabajo en primer lugar, lo que por lo general no es saludable a largo plazo.
Como pueblo de Dios, hay muchas responsabilidades a las que se espera que prestemos atención: la familia, la iglesia, la comunidad y el trabajo. Por muy importantes que sean estas cosas, ninguna de ellas debe colocarse por encima o antes que Dios.
No todas las horas extras son idolatría
Una señal de idolatría es la cantidad de tiempo y atención que le damos a algo. Tu pregunta parece equiparar las horas extras con hacer del trabajo un ídolo, y puedo ver cómo esas dos cosas pueden estar estrechamente relacionadas. Los trabajos que requieren horas extras pueden poner a un cristiano en riesgo de idolatrar su ocupación, donde este se convierte en su foco principal y su fuente de satisfacción.
Pero el trabajo puede convertirse en un ídolo para los cristianos, independientemente del número de horas que dediquen, al igual que las actividades de ocio pueden convertirse en ídolos.
Mira el amplio espectro de trabajos que Dios diseñó para que los seres humanos hicieran con el fin de sostener Su creación, satisfacer las necesidades humanas y traer shalom al mundo. Algunos trabajos que requieren un número impío de horas, en realidad sirven un propósito divino.
La vocación del apóstol Pablo de predicar el evangelio a los gentiles era una pasión absorbente. Pablo describe lo mucho que trabajaba, día y noche, como siervo de Jesucristo (2 Ts 3:7-8). Cumplir su misión de predicar el evangelio le costó a Pablo incluso su salud y bienestar. Sin embargo, su trabajo nunca fue retratado como un ídolo. Pablo no adoraba su trabajo. Su trabajo surgía de su adoración.
Hagamos una distinción entre los requisitos de horas extras constantes que normalmente se esperan para ciertos puestos, y la decisión de obsesionarse con el trabajo mismo. ¿Pueden los cristianos ser médicos, madres jóvenes o agricultores? Por supuesto que sí. La mayoría de las personas no acusarían a ninguno de estos hombres y mujeres trabajadores de ser adictos al trabajo simplemente por las largas horas que tienen que hacer para cumplir con las responsabilidades dadas por Dios inherentes a esos llamados.
Así que si estás trabajando muchas horas estos días, ¿cómo puedes evitar que tu corazón convierta tu trabajo en un ídolo?
Crecimiento en los días largos
Una de las claves para evitar la idolatría y encontrar la manera de equilibrar las prioridades que Dios pone ante nosotros es comprender nuestras limitaciones reales. No podemos decir que sí a todo. Debemos permitirnos la libertad de decir que no a algunas de nuestras responsabilidades, especialmente si empiezan a esclavizarnos, para poder centrarnos y cumplir con los demás llamados legítimos de nuestra vida.
La mejor manera de hacerlo es dejando por momentos nuestro trabajo. Es importante encontrar una manera de practicar el día de reposo, como una pauta para vivir un estilo de vida equilibrado y saludable, que permita el descanso, la adoración y la recreación, que nos ayude a sobrevivir y prosperar a largo plazo (Heb 4:8-10).
Estas son algunas otras sugerencias prácticas:
Establece y protege el tiempo para leer tu Biblia y orar cada día. Más que nada, esta práctica te ayudará a adorar a Dios consistentemente. Otros ídolos perderán su control.
Haz una rutina diaria que incluya el descanso; si es posible, intenta volver a casa a una hora razonable todas las noches para disfrutar la cena con tu familia e intenta no llevar el trabajo a casa. Esta práctica, junto con el dormir, nos obliga a soltar algo de control. Cuanto más podamos hacerlo, más estaremos confiando en que Dios sea el Señor de nuestro tiempo y de nuestras listas de tareas.
Tómate todos tus días de vacaciones, tanto si los distribuyes a lo largo del año como si los tomas en un solo tramo durante el verano, cuando los niños no están en el colegio. Durante las vacaciones, desconéctate totalmente del trabajo.
No descuides tu propio bienestar mental, emocional, espiritual y físico. Dedica tiempo al estudio de la Biblia, los amigos, los paseos con tu pareja o los partidos de fútbol en el patio con tus hijos.
Capacita a otros en tu lugar de trabajo. A veces hacemos horas extras porque no estamos dispuestos a confiar o formar a otros. Puede sentirse bien ser el único que puede encontrar la respuesta, dominar la conversación o realizar la tarea. A veces, enseñar a otra persona requiere más energía y tiempo del que creemos tener. Examina tu corazón y sé generoso a la hora de extender la carga de trabajo a otros.
Si mantienes a Dios en el centro y pones tus responsabilidades en un círculo a tu alrededor en lugar de en una lista de prioridades numeradas, tendrás más posibilidades de evitar la idolatría en el trabajo y mantendrás el equilibrio que necesitas para cumplir con todas las obligaciones que Dios te ha llamado a cumplir.
RUSS GEHRLEIN