El 16 de septiembre de 2022, una mujer kurda de veintidós años visitó la capital iraní, Teherán, donde fue detenida por la «policía de la moral» por no llevar un hiyab adecuado. Ellos alegaron que infringía una ley que exigía que las mujeres se cubrieran completamente el cabello. Fue golpeada y murió posteriormente mientras estaba detenida.
Los iraníes han protestado contra el régimen actual en múltiples ocasiones durante los últimos quince años, pero la muerte de Mahsa Amini provocó una protesta masiva en todo el país. Esta protesta es la más importante desde la revolución de 1979. Manifestantes de diversas edades han salido valientemente a la calle con demandas de cambio sin precedentes.
Todo indica que el pueblo iraní ha aprendido a estar unido en lo que quiere. Los jóvenes y los mayores quieren vida y libertad, además de ser tratados con dignidad. Basándose en este deseo, el lema más popular de esta protesta es «Mujer, vida, libertad».
Se dice que las mujeres iraníes lideran esta protesta y se oponen con valentía a la crueldad y la opresión de este régimen gubernamental. Protestan contra la injusticia cometida contra el pueblo iraní durante las últimas cuatro décadas, especialmente contra las mujeres.
El régimen islámico no solo ha reprimido a una nación, sino que ha provocado su destrucción. La economía iraní no solo no crece, sino que retrocede porque los recursos del país suelen estar mal gestionados o son utilizados por los gobernantes.
Todas las promesas del régimen sobre el florecimiento de Irán han resultado ser falsas, y parece que los iraníes están cansados finalmente del régimen y están cerca de otra revolución.
Aumento de la persecución
Irán no siempre fue así.
Nací dos años después de la revolución iraní de 1979. Nunca viví la época del Sha, los llamados tiempos dorados de Irán. Mi generación ha oído hablar mucho de la dinastía Pahlavi. Fue la última dinastía real iraní, que gobernó durante casi cincuenta y cuatro años, entre 1925 y 1979. Hemos oído muchas historias sobre lo libre y moderno que era Irán en esa época.
Poco después de la revolución, el gobierno islámico comenzó a perseguir a los cristianos en Irán. Se pidió a los misioneros que se marcharan y muchos creyentes fueron detenidos, interrogados y amenazados.
Durante la década de 1990, unos diez líderes y obispos clave fueron asesinados y a muchos otros se les pidió que dejaran de predicar. En 2005, se cerraron casi todos los edificios de las iglesias. En respuesta, los cristianos formaron iglesias en casas. Al día de hoy, el gobierno tiene como objetivo estas iglesias en casas, y cada año detiene y encarcela a muchos miembros.
Los iraníes son patriotas y aman su historia, la cual se remonta a Ciro el Grande y al Imperio persa. Sin embargo, los iraníes viven ahora en un profundo pesar y agonía, al ver cómo los extremistas islámicos y los mulás destruyen su país. El país antes brillaba en casi todos los aspectos, pero ahora está destruido y ha perdido el respeto en el mundo.
La mayoría de los iraníes creen que han perdido su verdadera identidad como persas desde que se les obliga a llamarse musulmanes y a vivir de forma contraria a su voluntad.
¿Cómo están respondiendo los cristianos?
Al entrar en el segundo mes de protestas, los cristianos están divididos en dos bandos.
Un grupo de cristianos piensa que deberíamos unirnos a los manifestantes en la calle para derrocar al gobierno. Creen que debemos participar sin unirnos a los llamados a dar muerte a quienes están en el poder, y sin unirnos a la violencia contra la policía y otras fuerzas del gobierno. Estos cristianos creen que debemos apoyar al pueblo iraní para conseguir lo que quiere: justicia, libertad y un cambio de régimen.
El otro grupo cree que los cristianos no deben participar en ninguna forma de protesta o disturbios para derrocar a ningún gobierno, ya que «no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas» (Ro 13: 1). Este grupo cree que Dios es soberano y que hará Su voluntad en el momento oportuno, y puesto que no conocemos la voluntad de Dios para esta situación, no podemos tratar de derrocar un gobierno que fue establecido por Dios en primer lugar.
Todos los cristianos iraníes apoyan la justicia y el voto por un gobierno mejor. Pero la situación actual es un desafío para los cristianos iraníes porque Irán no tiene un sistema en el que la gente pueda votar por justicia o hacer oír su voz legalmente. A menudo parece que la única manera de buscar justicia es a través de la protesta.
Los cristianos están asustados, preocupados y enojados. Se lamentan y lloran por las muchas personas que han sido asesinadas. Claman a Dios por el fin de este mal y por un gobierno mejor.
No siempre están seguros de qué hacer.
Confianza en Dios en medio de la crisis
La historia de Irán es una historia triste, pero la soberanía de Dios nos consuela. Creemos que Dios pone y quita reyes y gobernantes. No hay más autoridad que la que Dios ha establecido (Ro 13:1). Dios tiene el control total de la historia.
La historia de Irán es una historia triste desde una perspectiva humana, pero confiamos en que Dios tiene buenos propósitos para Su pueblo en Irán. Si la revolución no hubiera ocurrido, tal vez Irán no tendría la iglesia de más rápido crecimiento en la actualidad.
Confiamos en Dios durante este tiempo y procuramos ser fieles y orar como el salmista: «Señor, muéstrame Tus caminos, enséñame Tus sendas. Guíame en Tu verdad y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti espero todo el día» (Sal 25:4-5).
NIMA ALIZADEH