Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. —Salmos 106:1
Dios siempre es bueno con nosotros, siempre fiel a nosotros, siempre obrando tan diligentemente en nuestras vidas. Él siempre está haciendo algo por nosotros y actúa a nuestro favor, por lo que debemos responder haciéndole saber que apreciamos Su abundante bondad.
Por ejemplo, «Señor, gracias por una buena noche de sueño,» o «Dios, te agradezco que mi visita al dentista no me haya dolido tanto como pensé que hubiera sido», o «Padre, gracias por ayudarme a tomar buenas decisiones hoy”, o “Señor, gracias por mantenerme animado.”
Podemos agradecer a Dios en silencio en nuestro corazón, y también podemos expresar nuestro agradecimiento en voz alta porque eso nos ayuda a estar conscientes y consecuentes del amor de Dios, el cual Él demuestra a través de Su bondad hacia nosotros.