¿Levante la mano quien ha pasado o está pasando un sufrimiento? Creo que es una pregunta donde todos podemos ser incluidos.
Es fácil empatizar con Job, muchas son las veces que hemos declarado frases con un tinte de desesperación y preocupación, y caemos en el error de mirar fijamente nuestro sufrimiento y éste ocupa una posición de dominio que no le pertenece.
Pero es muy especifica la biblia en enfatizar que debemos concentrar nuestra mirada en Jesús, Hebreos 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Cuando estamos en sufrimiento, recordar todo lo que sufrió Jesús nos da aliento y nos ayuda a olvidar las penas propias, una verdadera esperanza que nos infunde fuerzas. Job 4: 6 dice En un tiempo como este, ¿no debería tu fe en Dios ser todavía tu confianza? ¿Acaso no crees que Dios cuidará de los buenos?
Dios esta con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, esta contigo, justo ahora, mientras lees. Cruza el mar contigo, a veces abre el mar para que camines en lo seco y a veces te hace caminar sobre el agua, pero siempre está contigo, ayudándote y dándote la estrategia para que no pares de caminar, para que lo hagas bien y hasta el final.
Dios es nuestro dueño, sea cual sea la situación que vivas, tiene un propósito, Dios no se equivoca, y si te sientes cercano a la muerte con esta prueba que tienes, no hay por qué temer, todos vamos a morir terrenalmente, el creyente y el inconverso, el rico y el pobre, la diferencia y lo que realmente importa esta después de la muerte. Dios tiene el título de creador, dueño y salvador. ¿Quién es el hombre para que le haga reclamos a Dios? Si ya te libró de la condenación eterna, que era lo peor que te podía pasar, ahora nada puede separarte de su amor. Tu cuerpo, tus recursos, tu familia, tus talentos son dados por Él, y en realidad a Él le pertenecen, su salvación y su amistad son mejor que una vida con ausencia de problemas.
Gracias a sean dadas a Dios, quien puso su Espíritu en nosotros para enseñarnos su verdad y ser reconfortados a vivir en santidad para Él, hasta nuestro último suspiro.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.