Estudio Biblico
Dios es infinito. Para nosotros es difícil, con nuestras limitadas mentes humanas, imaginar exactamente lo que eso significa; sin embargo, es importante pensar en su grandeza. Su amor es inconmensurable, y Él es ilimitado en justicia y misericordia. El tiempo y el espacio no pueden contenerle.
¿Podemos ir a alguna parte donde Dios no esté? Puede haber momentos en los que sintamos que queremos escondernos de Él, pero, por fortuna, no hay ningún lugar al que podamos ir que esté fuera de su alcance. Lo último que deberíamos desear es estar separados de Él. Como creyentes, estamos conectados con el Padre para siempre, porque Él es eterno. Se llama a sí mismo el Alfa y la Omega, lo que significa el principio y el fin. Esto no quiere decir que el Señor comenzó en algún momento en el pasado de la eternidad, y que terminará en algún momento en el futuro. Significa que cuando comenzaron el tiempo y el espacio, fue Él quien los creó.
Cuando ellos terminen, Dios seguirá estando allí: Él es “el que es y que era y ha de venir” (Ap 1.8). Este era un concepto revolucionario para la multitud de judíos a quienes Cristo dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn 8.58). Entendieron que Jesús, al decir que era uno con Yavé (el nombre de Dios, que significa “Yo soy”), afirmaba ser eterno, y por eso trataron de matarlo, pues consideraban que eso era una blasfemia (Jn 8.59).
Pero Dios no solo es infinito y eterno; Él también es inmutable (Stg 1.17). Mucho de lo que creemos se basa en esta característica de Dios. Podemos confiar en sus promesas, porque ellas nunca cambian, y también en su amor porque éste nunca termina.
139:2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;Has entendido desde lejos mis pensamientos.
139:3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,Y todos mis caminos te son conocidos.
139:4 Pues aún no está la palabra en mi lengua,Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
139:5 Detrás y delante me rodeaste,Y sobre mí pusiste tu mano.
139:6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;Alto es, no lo puedo comprender.
139:7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu?¿Y a dónde huiré de tu presencia?
139:8 Si subiere a los cielos, allí estás tú;Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
139:9 Si tomare las alas del albaY habitare en el extremo del mar,
139:10 Aun allí me guiará tu mano,Y me asirá tu diestra.
139:11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
139:12 Aun las tinieblas no encubren de ti,Y la noche resplandece como el día;Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
139:13 Porque tú formaste mis entrañas;Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
139:14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;Estoy maravillado,Y mi alma lo sabe muy bien.
139:15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,Bien que en oculto fui formado,Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
139:16 Mi embrión vieron tus ojos,Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosasQue fueron luego formadas,Sin faltar una de ellas.
139:17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!¡Cuán grande es la suma de ellos!
139:18 Si los enumero, se multiplican más que la arena;Despierto, y aún estoy contigo.