“¡Pablo, no temas, porque ciertamente serás juzgado ante el César! Además, Dios, en su bondad, ha concedido protección a todos los que navegan contigo” Hechos 27:24 (NTV).
A veces, un contratiempo se basa en tus propias acciones o decisiones. Cometiste un error. Hiciste algo que lastimó a otra persona. Tú desobedeciste a Dios.
Y ahora te enfrentas a una tormenta por eso.
Pero a menudo, las tormentas que enfrentamos en la vida no se deben a algo que hicimos. En cambio, sufrimos por las malas decisiones de otras personas, o incluso por sus pecados.
Hechos 27 nos da un ejemplo dramático de sufrir un retraso debido a las decisiones tontas de otros. Pablo había sido llevado injustamente a juicio por delitos que no había cometido. Era ciudadano romano, por lo que tuvo la oportunidad de apelar al César en casos de delitos graves.
En el barco prisión que se dirigía a Roma, Pablo les dijo a los demás que se encaminaban hacia el desastre. Pero nadie escuchó, y no pasó mucho tiempo antes de que les azotara una terrible tormenta.
Pero eso no significa que la tormenta desvió el propósito de Dios para Pablo, y tampoco una tormenta tiene que desviar el propósito de Dios para ti.
El propósito de Dios para tu vida es mayor que cualquier contratiempo que puedas atravesar. Un ángel le dijo a Pablo esto en Hechos 27:24: “¡Pablo, no temas, porque ciertamente serás juzgado ante el César! Además, Dios, en su bondad, ha concedido protección a todos los que navegan contigo” (NTV).
A pesar del contratiempo el ángel le dijo a Pablo que un día se presentaría ante César y compartiría su testimonio. El propósito de Dios no sería frustrado.
Dios no necesita un plan B para tu vida. Luchar contra un contratiempo, ya sea por tu culpa o la de otra persona, no significa que Dios no trabaje a través de tu vida. Cuando el desastre golpea, Dios simplemente lo ajusta a sus planes.
Cuando la decisión de alguien le da un vuelco a tu vida, Dios usa esto para su gloria.
Cuando el error de otra persona te pone en una situación difícil, Dios lo soluciona de todos modos.
Cuando sientes que lo has perdido todo, Dios hace lo increíble para que puedas hacer lo imposible.
No puedes hundir el propósito de Dios. Ni tampoco lo puede hacer otra persona.
Reflexiona sobre esto:
¿Cuáles son algunos ejemplos en tu propia vida de cómo alguien te causó un contratiempo?
¿Cómo has visto a Dios realizar sus propósitos en medio de las tormentas en tu vida?
¿Por qué a veces es difícil reconocer cómo actúa Dios en medio de los tiempos difíciles?