«Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes», declara el SEÑOR, «planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza» (Jr 29:11).
Si tuviera que realizar una encuesta sobre el versículo más conocido de Jeremías, es muy probable que sea Jeremías 29:11. Este versículo se encuentra comúnmente en calcomanías de parachoques, letreros, tarjetas, etc., colocados allí para alentar a las personas a tener la esperanza en el futuro de que Dios resolverá las cosas para ellos. Pero ¿es eso lo que en realidad significa este versículo tan conocido?
Comprender el contexto
El punto de partida para determinar el significado de cualquier versículo de la Biblia es comprender el contexto que lo rodea.
Jeremías fue un profeta que sirvió durante los últimos días antes de que los babilonios llevaran a Judá al exilio, y su ministerio continuó durante gran parte del tiempo en que los judíos permanecieron en el exilio. El libro de Jeremías es una colección de oráculos proféticos que Dios habló por medio de Jeremías a lo largo de su ministerio.
El capítulo 29 registra una carta que el profeta escribió a los exiliados que vivían en Babilonia (29:1-3). Algunos de los exiliados ya habían estado viviendo en Babilonia durante casi ocho años, mientras que otros acababan de llegar. Jeremías les indica que se ocupen de establecer sus nuevas vidas en Babilonia haciendo cosas ordinarias como construir casas, plantar jardines, casarse y tener hijos. De hecho, los israelitas debían buscar el bienestar de Babilonia mientras estuvieran allí (Jr 29:4-7).
También debían ignorar a los falsos profetas que afirmaban que el exilio sería breve, porque Dios no les había hablado ni enviado (29:8-9). En lugar de ser breve, el exilio durararía setenta años. Y solo entonces, Dios cumpliría su promesa y los traería de regreso a territorio israelita (Jr 29:10).
¿Qué es lo bueno?
Lo anterior nos lleva al versículo clave de esta pregunta. Léelo de nuevo.
«Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes», declara el Señor, «planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza» (Jr 29:11).
Dios promete cumplir Sus planes de hacer el bien a Su pueblo. ¿Cuál es la naturaleza de ese plan y de ese bien? La respuesta está en los versículos siguientes:
«Ustedes me invocarán y vendrán a rogarme, y Yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré hallar de ustedes», declara el SEÑOR, «y restauraré su bienestar y los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde los expulsé», declara el SEÑOR, «y los traeré de nuevo al lugar desde donde los envié al destierro» (29:12-14).
Dios contestará las oraciones de Su pueblo. Cuando busquen a Dios, ellos lo encontrarán. Dios los restaurará de su exilio a la tierra que les ha prometido.
Por lo tanto, en su contexto original, Jeremías 29:11 es la promesa de Dios a los judíos que vivían en el exilio en Babilonia. Entonces, ¿eso significa que no se aplica a nosotros como creyentes hoy? Comprender el contexto más amplio de la historia bíblica desde Génesis hasta Apocalipsis nos ayuda a ver que la respuesta es ¡sí, lo hace! Como creyentes, el plan de Dios para nosotros es llevarnos a los cielos nuevos y la tierra nueva que Él prometió (Ap 21-22).
Mientras tanto, vivimos como exiliados y peregrinos aquí en esta tierra, esperando la nueva creación en la que morará la justicia (1 P 1:1; 2:11; 2 P 3:13). Jesús nos invita a pedir a Dios en oración y se nos dará, a buscarlo y lo encontraremos (Mt 7:7). Dios promete que hará todas las cosas para el bien eterno de Su pueblo, incluso el sufrimiento que nos ordena (Ro 8:18, 28).
Entendido dentro del contexto más amplio de la Biblia, Dios todavía nos habla hoy por medio de una promesa que hizo al pueblo judío en el exilio. Una vez que entendamos la naturaleza de los planes de Dios para nosotros como creyentes y la naturaleza del bien que promete hacernos, podemos aplicar con confianza el corazón de esta promesa a nuestras vidas hoy.