¿Por qué necesitó Dios parte de Adán para hacer a Eva cuando a Adán lo hizo del polvo? Es una pregunta bíblica de una oyente. No tenemos su nombre, pero tenemos su pregunta: «¡Hola, pastor John! Me preguntaba por qué Dios eligió operar a Adán para quitarle una de sus costillas para crear a Eva cuando, como Dios, podría haber hecho a Eva completamente del polvo de la misma manera que hizo a Adán. Estoy muy intrigada por este hecho en Génesis y me pregunto si tiene alguna idea de por qué se hizo de esta manera, y si esto tiene algún significado particular al haber sido hecho así. Gracias».
Bueno, es intrigante, y hay cosas que podemos ver en el texto que podríamos pasar por alto y que lo harían aún más intrigante si no leyéramos más despacio. Así que vamos a leer el pasaje al que se refiere, y luego señalaré algunas conclusiones que pueden sorprendernos.
Desfile de bestias
«Entonces el Señor Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada”» (Gn 2:18). Así, Dios va a terminar Su creación para hacerla completamente buena. Ese es el escenario al principio del párrafo: «Voy a hacer esto completamente bueno. Todavía no está terminado. Le haré una ayuda idónea para él». Esa palabra idónea significa adecuada, apropiada, correspondiente.
Creo que es importante notar que está buscando una ayuda idónea para Adán para completar Su creación, y comienza haciendo de la tierra animales del campo y toda ave de los cielos. «Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal… los trajo al hombre para ver cómo los llamaría» (Gn 2:19). Así que el hombre va a nombrar a estos animales con el fin de discernir su naturaleza, lo que implica su idoneidad para ser una contraparte adecuada para él, y va a terminar nombrando también a esta mujer. Así que tenemos este paralelismo entre «Empecemos con los animales y veamos qué pasa y luego avancemos desde allí». «Como el hombre llamó a cada ser viviente, ese fue su nombre» (Gn 2:19).
El hombre nombra a las bestias, discerniendo su naturaleza, su idoneidad para ser su compañía. «El hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a todo animal del campo, pero para Adán no se encontró una ayuda que fuera adecuada para él» (Gn 2:20). Así que el primer paso que dio fue procurar una ayuda idónea en los animales, y eso fracasó completamente. Debemos preguntarnos: ¿Por qué Dios haría eso? ¿Por qué Dios entraría en un proceso de búsqueda entre los animales cuando sabía que eso no iba a funcionar, que no iba a encontrar una ayuda idónea?
Alguien como Adán
«Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y este se durmió. Y Dios tomó una de sus costillas» —la palabra puede significar costado, así que no de su pie ni de su cabeza, sino de su costado— «y cerró la carne en ese lugar» (Gn 2:21). Así que hizo realmente una cirugía. Abrió la piel, sacó una costilla y la cerró.
«De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó» —literalmente construyó— «una mujer y la trajo al hombre. Y el hombre dijo: “Esta es ahora hueso de mis huesos, Y carne de mi carne. Ella será llamada…”»; esto es una referencia a los nombres de los animales. «Así que ahora encontré una esencia, una realidad, un carácter, un ser como yo». «Ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada» (Gn 2:22-23). Se llamará ishah, porque fue sacada de ish, en hebreo. «Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban» (Gn 2:24-25).
Sin ayuda entre los animales
Ahora bien, nuestra amiga pregunta sobre el significado de la mujer hecha del costado o costilla del hombre y no de la tierra. Yo diría que eso no es una parte incidental del texto. Tiene razón al preguntar. Para ver el significado, tenemos que seguir observando lo que está sucediendo.
En primer lugar, se dice que Adán está solo y que eso no es bueno, por lo que el texto está diseñado para decirnos cómo Dios hace que Su creación sea finalmente buena, es decir, sin que Adán esté solo. Pero lo siguiente que sucede es extraño, es decir, hacer todos los animales (o señalar que Dios había hecho todos los animales) y traerlos al hombre. Por lo tanto, hay que tener en cuenta tres cosas:
Dice explícitamente que fueron hechos de la tierra (Gn 2:19).
Fueron traídos al hombre para ser nombrados (Gn 2:19).
El nombramiento está relacionado con el hecho de que los animales sean aptos o ayudantes idóneos para él (Gn 2:20).
Así que Adán, al nombrar a los animales, está de hecho identificando su naturaleza, su aptitud o idoneidad para él como una especie de pareja que haría que la creación fuera final y plenamente buena. Podríamos preguntarnos ¿Por qué Dios hizo desfilar a los animales ante Adán en busca de una ayuda idónea para él si sabía que no la encontraría?
Mi respuesta es que lo hizo precisamente porque sabía que no lo encontraría. En otras palabras, lo hizo para dejarle claro a Adán: «Lo que he diseñado para ti en mi mente, no lo vas a encontrar entre los animales. Ni siquiera pienses que podrías encontrar lo que he preparado entre los animales. La clase de ayuda que tengo en mente para ti, Adán, no es de esa especie». «Pero para Adán no se encontró» —entre todos esos animales— «una ayuda que fuera adecuada para él» (Gn 2:20).
Complemento perfecto
Así que, habiendo dejado esto muy claro, Dios pone a Adán a dormir y realmente hace una cirugía. Abre su costado, toma una costilla, cierra el costado, y luego dice que Dios construyó de la costilla de su costado una mujer, y la palabra es ishah, y la palabra genérica para Adán es ish —hombre, ish.
Luego dice —aquí utiliza las mismas palabras de antes, cuando le llevó los animales a Adán para que les pusiera nombre— que «la trajo al hombre» (Gn 2:22). Esperamos entonces a ver qué nombre le pondrá, es decir, qué naturaleza encontrará en ella que corresponda o no a su propia naturaleza. Esto es lo que dice: «Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Ella será llamada ishah, porque del ish fue tomada» (Gn 2:23).
Así que, a diferencia del nombramiento de los animales, el nombre de esta criatura muestra que es de la misma naturaleza del hombre. Los animales no eran de la misma naturaleza. «Probablemente por eso los sacó de la tierra y a ella la sacó de mí», dijo Adán. «Por lo tanto, la llamo ishah, porque fue sacada de ish». Es decir: «Ella es la ayudante adecuada. Ella encaja, ella corresponde, ella no es un animal. Ella es mi especie única, es humana como yo. Ella es una carne conmigo. Por lo tanto, este concepto de ayuda no es impersonal como un animal, como los bueyes pueden ser ayuda de los agricultores. Ella es diferente. Ella será esencialmente personal y humana como yo. Ella es como yo y al mismo tiempo perfectamente diferente a mí para ser la contraparte exacta adecuada para mí».
Creo que esto es cierto no solo desde el punto de vista anatómico para las relaciones sexuales, sino también desde el punto de vista personal y psicológico. Son el complemento perfecto del otro, diseñado por Dios. Juntos son buenos. Ahora es bueno —la creación es buena— que el hombre y la mujer sean ahora ambos creados a imagen de Dios, de la misma naturaleza humana, «hueso de mis huesos», «carne de mi carne», y creo que él podría haber dicho mucho más.
Hueso de hueso, carne de carne
Luego, el siguiente versículo lleva esta correspondencia complementaria y perfecta al matrimonio y dice que, por lo tanto, ya que fueron hechos hueso de hueso y carne de carne, esta profunda unidad de naturaleza se va a encontrar en el matrimonio. «Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Gn 2:24). Así que dijo: «Ella es hueso de mis huesos, carne de mi carne». Ahora, en el matrimonio, se convierten en una sola carne. La unión matrimonial lleva la unidad del hombre y la mujer a su nivel físico, psicológico y personal más profundo, y eso se convierte en una imagen —un drama, dice el Nuevo Testamento— de Cristo y la iglesia.
Ahora bien, hay mucho más que decir sobre las implicaciones de que el hombre haya sido hecho primero, de que la mujer haya sido hecha a partir del hombre y como su ayuda perfectamente adecuada, y de que la mujer se convierta en «la madre de todos los vivientes» (Gn 3:20). Pablo extrae estas implicaciones (1 Co 11:8-12). Pero, por ahora, diría que el objetivo de Dios al no hacer a la mujer de la tierra, como los animales, sino de la costilla de Adán, de su costado, era dejarle claro a él y a nosotros que ella es radical, gloriosa y profundamente humana, como Adán, a diferencia de todos los animales, los cuales eran totalmente inadecuados para el hombre.
JOHN PIPER