Suena cruel pero la mayoría de los comentarios hirientes hacia mujeres vienen de otras mujeres. Es increíble, paradójico, y desalentador.
Debemos reconocer que desde los hogares no se ha promovido una cultura para gestionar el desacuerdo, o una comunicación saludable obligada al respeto, hay principios mas estrictos, que son buenos pero al fin y al cabo superficiales, por ejemplo es inaceptable hablar con la boca llena o subir los pies a la mesa, entre otras cosas, pero es algo normal burlarse con un chistecito de la propuesta de moda de la hija adolescente o del cuerpo o la espontaneidad y escandalo que hace la risa de la compañera de estudio mas amada de tu hija, como si entre mas confianza, mas permiso de irrespeto y sin importar la edad es algo para lo que tienes que estar preparada para soportar con “madurez”.
Pero no, no es así, el irrespeto no es algo que se deba aceptar, soportar o tolerar, pero si se debe gestionar, porque de no hacerlo, los comentarios hirientes sobre tu cuerpo físico, tu forma de ser y expresiones auténticas, tu nivel de escolaridad, tu nivel socioeconómico, o luchas, por ejemplo si estas enfrentando algún tipo de adicción ( videojuegos, alcohol, sustancias psicoactivas, etc), podrán tomar un lugar de importancia que no les corresponde y esto se traduce en muchas enfermedades, empezando por tu mente, tu espíritu y terminando en tu cuerpo. Recuerda lo que dice la escritura, un corazón alegre es la mejor medicina; un ánimo triste deprime a todo el cuerpo. Proverbios 17:22.
Es saludable que seamos diferentes, es de hecho una bendición, la escritura nos dice que todos no podemos ser la misma parte del cuerpo, no todos podemos ser mano, no todos podemos ser artistas, etc, haciendo referencia al cuerpo de Cristo, todos somos útiles, hombres y mujeres por igual, sin hacer ninguna distinción cultural, racial, física o socioeconómica, nada puede separarte del amor de Dios, y nadie esta autorizado para burlarse o sentirse superior o mejor, de hecho es algo que Dios detesta, un corazón con altivez, orgullo y superioridad no es aprobado por Dios.
Todos los seres humanos tenemos el imago Dei, es decir, la imagen de Dios, somos creados por Él, por respeto a ello, querida mujer, antes de sentenciar a otra mujer con tus palabras, detente, pues no es lógico que con la misma boca con la que bendices a Dios, puedas maldecir a los seres humanos que son su creación amada. Todos los seres humanos están sazonados con imperfecciones y esto nos ayuda a ser humildes.
Ante el irrespeto, establece límites por amor propio, no permitas relaciones, alianzas ni amistades por conveniencia y sin principios morales. El amor propio no empieza en ti, empieza en Dios, cuando amas a Dios por encima de todo, con todo tu corazón, tu mente y tus fuerzas, empiezas a abrazar sus palabras con tanta fuerza que es imposible que quede espacio para las balas que salen de la boca de otros.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.