Es fácil permitir que un evento o una circunstancia en nuestra vida nos defina, tal vez sea un matrimonio roto, tal vez la pérdida de una posición, tal vez una adicción. Pensamos erróneamente: "No hay nada que pueda hacer para salir de esto o mejorar las cosas". A veces podemos desanimarnos tanto por nuestras circunstancias que nos damos por vencidos y perdemos la esperanza. Porque no vemos a dónde vamos, simplemente nos detenemos y nos acomodamos justo donde estamos.
Lo que tienes que darte cuenta es que donde estás ahora mismo no es tu destino final. Si vas a ver la plenitud de las promesas de Dios en tu vida, tienes que desarrollar la habilidad de ver más allá de donde estás ahora. Dios tiene cosas asombrosas reservadas para ti, pero tus ojos tienen que estar levantados para verlo a Él y lo que Él está haciendo.
Piense en cómo Dios llamó a Abraham en Génesis 12 para dejar la casa de su padre e ir a un lugar que le mostraría, declarando que haría de Abraham una gran nación. Pero Abraham tomó a su sobrino Lot con él, y cuando encontraron un lugar para establecerse, tenían tanto ganado entre los dos que la tierra no podía sostenerlos. Cuando Abraham le dio a Lot la primera elección de la tierra, Lot escogió la exuberante vegetación de la llanura del Jordán, dejando a Abraham con los escasos pastos y las piedras en las tierras altas. Es interesante que en este momento, el Señor le dijo a Abraham: "Alza ahora tus ojos y mira desde el lugar donde estás" (Génesis 13:14). Él estaba diciendo: "Abraham, levanta tus ojos y mira más allá de la tierra y el polvo, porque no es tu destino final. Serás una gran nación.
Dios está declarando grandes cosas sobre ti hoy, pero si vas a ver la plenitud de Sus promesas en tu vida, tendrás que desarrollar la habilidad de ver más allá de donde estás ahora. Dios está diciendo: "Mira hacia arriba. Te hice para más". No te quedes atascado en tus circunstancias, pero date cuenta de que más allá de lo que ves hay mayores alturas, mayores victorias, mayor fuerza y mayor unción. Donde estás no es tu destino final. Estás en un viaje. Mantén tus ojos levantados. Dios tiene cosas maravillosas para ti.