¿Alguna vez recibiste una crítica? Estoy seguro de que sí. La dificultad de recibir críticas está en que no son nada agradables, aun las críticas constructivas. Para que los reclamos que recibimos resulten en edificación se requiere que podamos responder con una gran medida de humildad, amor y respeto. Suena complicado, pero en realidad no lo es.
A lo largo de los años en el ministerio, me he dado cuenta de que antes de aceptar un reclamo, crítica o retroalimentación tendemos a rechazar las opiniones de los demás. Si reconoces que este es un problema en tu vida, en primer lugar te animo a que lo lleves delante del Señor en oración. La petición de David es un buen comienzo: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí» (Sal 51:10).
Consejos para responder a las críticas
Quiero compartir contigo estos consejos breves que nos ayudarán a enfrentar los reclamos. Forman parte de un proceso de aprendizaje que aún trato de tener presente cuando recibo una crítica y espero que sean de beneficio también en tu vida.
1) Evita la reacción inicial
Al recibir un reclamo, crítica o retroalimentación podemos reaccionar a la defensiva, pues sentimos que están invadiendo nuestro territorio y afectando nuestro orgullo. Nuestra respuesta inicial suele ser una actitud mundana o una conducta pasivo-agresiva.
Reaccionar con esta actitud negativa impide que podamos trabajar en aquellas cosas que nos están señalando y, en definitiva, impide nuestro crecimiento. Recuerda que «la suave respuesta aparta el furor, pero la palabra hiriente hace subir la ira» (Pr 15:1).
2) Haz preguntas sobre cómo mejorar
Cuando la crítica se ofrece dentro de un marco de respeto y con una intención genuina de que mejoremos, lo cual debería ser la norma para los cristianos, podemos hacer preguntas sobre cómo mejorar. Esta actitud demuestra humildad y disposición al cambio.
3) Agradece los comentarios
La gratitud genuina es una forma de otorgar el respeto debido a la persona que nos está dando los comentarios y críticas para nuestro bien. «Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos» (Col 3:15). La ingratitud es peligrosa para el cristiano y para todo el cuerpo de Cristo.
4) Distingue entre lo que lo edifica y lo que no
Los reclamos entre cristianos deben procurar la paz y la edificación mutua (Ro 14:19), aunque a veces no suceda así. En una crítica puede haber partes que son ciertas y otras que no, por eso debemos distinguir entre lo que es útil y lo que no lo es.
Si carecemos de este discernimiento, es bueno buscar la opinión de una persona madura y confiable. En mi caso, mi esposa tiene un discernimiento que yo no tengo y recurro a ella para que me ayude.
5) Pide tiempo
Hay ocasiones en que los reclamos que recibimos exigen una decisión y acción inmediata, pero en la mayoría de los casos no es así. Pedir un tiempo para revisar, analizar y orar antes de actuar es una manera sabia de atender las críticas y reclamos.
Cuando a Moisés le trajeron un reclamo respecto a la Pascua, él respondió: «Esperen, y oiré lo que el Señor ordene acerca de ustedes» (Nm 9:8). No te apresures a responder; pide tiempo y consulta a Dios.
Mejoramiento continuo
No pienses que escribo estas cosas porque las he dominado; conozco mis faltas. Sin embargo, no quiero quedarme donde estoy. Mi anhelo es seguir mejorando para exhibir una conducta digna de nuestro Señor y de la relación que tengo con Él.
Las grandes empresas gastan millones de dólares para evaluar continuamente sus operaciones y someterlas a un proceso de mejoramiento continuo. Lo hacen con el fin de proveer mejores productos y servicios a sus clientes, lo que se traduce en mayores beneficios para la empresa.
Aunque Pablo no habla explícitamente del «mejoramiento continuo», como se conoce en el ámbito empresarial, sí nos anima a tener una forma de pensar acorde a lo que acabo de decir y que resultará en un gran beneficio para nuestras vidas:
No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Fil 3:12-14).
En conclusión, revisa cómo respondes a las críticas y pide al Señor que te dé la gracia necesaria para hacerlo de una manera que le agrade. Espero que puedas crecer en esta área de tu vida cristiana para la edificación del cuerpo de Cristo, el beneficio de la sociedad que te rodea y la gloria de Dios.
Carlos Llambés