El poder encontrar pasajes desafiantes no le toma mucho tiempo a un cristiano que está estudiando la Biblia. Siempre debemos recordar los conceptos básicos de interpretación cuando encontramos esos pasajes: buscar el mensaje que el autor quería comunicar, leerlo en contexto y considerando toda la Escritura, incluso teniendo en cuenta cómo lo han interpretado los creyentes a lo largo de la historia.
Pero seguir esos principios no es suficiente. Todavía hay errores comunes que podemos cometer cuando estudiamos o buscamos enseñar a partir de textos difíciles en las Escrituras. Aquí hay seis formas en que nos desviamos fácilmente cuando nos acercamos a tales pasajes.
1. Evadir los textos difíciles
El enfoque más común hacia los textos difíciles es evitarlos. Cuando nos encontramos con un pasaje problemático, preferimos centrarnos en los versículos más accesibles o comprensibles. Pero evitar los textos difíciles no los hace desaparecer. En algún momento, alguien que amas o tú mismo va a querer una explicación.
Si los maestros eluden constantemente los pasajes difíciles, podría parecer que tienen algo que ocultar o que no tienen confianza en la Palabra de Dios. Después de un tiempo, es posible que las personas dejen de buscarte para obtener respuestas porque asumen que no tienes ninguna. Irónicamente, los pastores con frecuencia evitan los temas difíciles porque no quieren perder a la gente. Pero ese será el resultado probable si nos retraemos de declarar todo el consejo de Dios (Hch 20:27).
2. Exagerar su importancia
Mientras me preparaba recientemente para enseñar de 1 Timoteo 2, uno de los capítulos más controversiales de la Biblia, llamó mi atención el mandato principal de Pablo: instar a la oración en la iglesia. Este enfoque a menudo se ve oscurecido por los aspectos más controversiales del capítulo. Sin embargo, si pasamos todo el tiempo pensando en la relación de un cristiano con el gobierno, o en los roles de la mujer en la iglesia, y nunca abordamos nuestro llamado, postura y propósito en la oración, hemos perdido el punto principal. Hemos dado prioridad a las preguntas y preocupaciones del lector.
Pero hay otras formas en las que podemos exagerar fácilmente la importancia de un texto. He descubierto que algunos maestros de la Biblia son buscadores de escándalos teológicos. Están ansiosos por convertir temas menores en crisis mayores, para luego ofrecerse como valientes defensores de la verdad. Pero no todos los pasajes confusos deben elevarse al nivel de controversia eclesiástica. Algunos temas no amenazan el evangelio o nuestra salvación.
3. Asumir que la interpretación correcta es sencilla
Crecí en un ambiente cristiano donde los predicadores a veces decían: «Dios lo dijo. Yo lo creo. Eso es todo». Incluso escuché a un maestro afirmar alguna vez que «no existe tal cosa como un pasaje difícil en la Biblia». Podríamos reírnos de este punto de vista, pero algunos cristianos suponen que la perspicuidad de la Escritura implica que su interpretación debe ser sencilla.
Pero la Biblia no es un diccionario de bolsillo para la fe y la práctica. En Su Palabra, Dios ha hablado a través de una narrativa compleja y una filosofía poética. Ha registrado mandamientos completos con justificación, motivación y explicación. Él proporcionó principios, luego nos llamó a una aplicación reflexiva y sabiduría situacional. Por eso nos ha dado mentes para pensar, pastores para la enseñanza, una comunidad para aprender y su Espíritu para iluminar. Estos dones buenos serían infundados si las palabras de Dios para nosotros fueran siempre claras, lo cual, por su propia admisión, simplemente no es el caso (2 P 3:16).
4. Asumir que la interpretación correcta es inaccesible
Cuando se trata de textos difíciles y doctrinas debatidas, los cristianos suelen decir: «La iglesia ha estado en desacuerdo sobre estos temas durante miles de años. Si ellos no pudieron resolverlo, nosotros tampoco lo haremos». Aunque aprecio la aparente humildad de tal afirmación, revela un fatalismo no bíblico hacia la posibilidad de conocer la voluntad de Dios sobre ciertos temas. Sin embargo, tenemos buenas razones para creer que Dios quiere que sepamos lo que Él ha revelado.
Aunque las cosas secretas pertenecen al Señor (Dt 29:29) —y no responderemos todas las preguntas— la revelación de Dios exige nuestro estudio diligente. Debemos esperar que cada creyente (y la iglesia en su conjunto) crezca en su comprensión de la Palabra de Dios con el paso del tiempo.
5. Investigar los textos como un técnico frío
Algunos cristianos disfrutan de la ciencia de la interpretación. Los pasajes difíciles no los desaniman porque disfrutan de los nuevos descubrimientos. Es como si estuvieran en el laboratorio y la Biblia fuera un espécimen bajo un microscopio.
Pero debemos ser cautos a la hora de acercarnos a textos complejos de la Palabra de Dios como un técnico frío: aislando el problema e identificando la solución sin una visión hacia el cuidado de las almas. Debemos desconfiar de los diagnósticos científicos o de las especulaciones interminables, sobre todo si están carentes de un corazón cálido y de un trato que demuestre un amor genuino por los demás y, en última instancia, por Dios. «El fin de nuestro encargo», dice Pablo, «es el amor» (1 Ti 1:5).
6. Consultar la Biblia contigo como juez y jurado
Quizás la forma más peligrosa de abordar textos difíciles es como juez y jurado. Podemos estudiar fácilmente la Biblia de tal manera que dirijamos un juicio sobre ella, como si nosotros fuéramos el árbitro supremo de lo que es verdadero, correcto y bueno.
Por el contrario, debemos permitir que Dios se siente a juzgarnos a través de la Sagrada Escritura. Su Palabra es la que discierne los pensamientos y actitudes de nuestros corazones (Heb 4:12), exponiendo nuestro pecado junto a Su provisión de salvación. Por eso, cuando nos enfrentamos a textos difíciles, debemos tener cuidado de no cuestionar el testimonio de Dios. En última instancia, somos nosotros los que necesitamos el escrutinio, y no al revés.
Cómo tratar correctamente los textos difíciles
Mientras leemos y enseñamos pasajes desafiantes de la Palabra de Dios, no debemos perdernos el mensaje claro del evangelio. Es de primera importancia. Sin embargo, cuando el centro de atención está en la cruz, los pasajes oscuros y difíciles no desaparecen en su sombra.
Creemos que Dios ha dado toda Su Palabra, incluso los pasajes desafiantes, para revelarse a Sí mismo y Su Voluntad. Como aquellos que con humildad y expectativa desean recibir lo que Dios les ha dado, debemos buscar Su ayuda mientras hacemos el arduo trabajo de comprender la Biblia con precisión y comunicarla a los demás con amor.
ELLIOT CLARK