“La familia de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad”. 1 Timoteo 3:15 (NBV)
Estás llamado a pertenecer, no sólo a creer.
Incluso en el entorno perfecto y sin pecado del Edén, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” Génesis 2:18 (NVI)
Fuimos creados para la comunidad, formados para el compañerismo y para una familia, y ninguno de nosotros puede cumplir los propósitos de Dios por sí solo. La Biblia no sabe nada de santos solitarios o ermitaños espirituales.
Aunque tu relación con Cristo es personal, Dios nunca pretende que sea privada. En la familia de Dios estás conectado con todos los demás creyentes. La Biblia dice: “también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás” Romanos 12: 5 (NVI).
Seguir a Cristo incluye pertenecer, no sólo creer. El autor y teólogo británico C.S. Lewis señaló que la palabra membresía es de origen cristiano, pero el mundo la ha despojado de su significado original. Las tiendas ofrecen descuentos a los “miembros”, y los anunciantes utilizan los nombres de los miembros para crear listas de correo. En las iglesias, la afiliación se reduce a menudo a añadir el nombre a una lista, sin requisitos ni expectativas.
Para Pablo, ser “miembro” de la iglesia significaba ser un órgano vital de un cuerpo vivo, una parte indispensable e interconectada del cuerpo de Cristo. Necesitamos recuperar y practicar el significado bíblico de la membresía. La iglesia es un cuerpo, no un edificio, y un organismo, no una organización —verdades que encontramos en Escrituras como Romanos 12:4-5, 1 Corintios 6:15 y 1 Corintios 12:12-27.
Reflexiona sobre esto
¿De qué manera has mantenido tu relación con Cristo en privado?
¿Qué significa en la práctica que cada miembro “pertenezca a todos los demás”?
¿Cómo practicas el significado bíblico de ser miembro de tu iglesia?