Darrell Carman era un miembro de nuestra iglesia que murió de cáncer hace seis meses. Su esposa, Ann, había muerto seis meses antes con COVID (escribí sobre ella en otro artículo, Las iglesias verdaderas tienen comunión con los santos que han partido, en inglés).
Mientras pensaba en Darrell, durante los días posteriores a su muerte, y en lo que debía estar experimentando en el cielo, empecé a pensar en lo que significa «vencer el cáncer». Todos hemos visto camisetas y calcomanías que dicen: «Vencí el cáncer». Por supuesto, cuando se habla de vencer, se habla de sobrevivir. Así es como se «vence». Vivir es una victoria; morir es una pérdida. (Para que quede claro, me alegro por todo aquel que sobrevive al cáncer).
Pero según esa definición, Darrell no venció el cáncer: el cáncer le venció a él. En un sentido, eso es obviamente cierto, pero no es toda la verdad. Porque como seguidores de Jesús, vivimos por fe, no por vista. Eso no significa que cerremos los ojos ante las realidades dolorosas que tenemos frente a nosotros, pero sí significa que abrimos los ojos al panorama más amplio que Dios nos presenta en Su Palabra. Eso es lo que significa vivir por fe. La fe es la convicción de cosas que aún no vemos, pero que son prometidas por Dios en Su Palabra (Heb 11:1).
Si andamos por vista, concluimos que el cáncer venció a Darrell Carman. Pero si vivimos por fe, veremos una imagen más grande y gloriosa. Para ayudarnos a hacerlo, me gustaría compartir tres razones bíblicas y prácticas por las que Darrell Carman, de hecho, venció el cáncer.
1. El cáncer no mató la fe de Darrell en Jesús
Podrías estar tentado a pensar que lo peor que puede hacer el cáncer es destruir tu cuerpo. Pero no es así. Lo peor que puede hacer el cáncer es destruir tu fe: hacerte creer que Dios no es realmente bueno, que no te ama de verdad o que realmente no debes conocerlo, porque de otra manera, ¿por qué iba a permitir que te ocurriera esto? Eso es lo peor que puede hacer el cáncer.
No fue así para Darrell. Ya fuera seis meses antes, cuando perdió a su esposa, o seis semanas antes de su muerte, cuando recibió el diagnóstico, Darrell siempre daba la misma respuesta: «Dios es bueno. Ha sido bueno conmigo y estoy listo para ir a Su encuentro». Aunque Dios se lo llevó, Darrell confiaba en Él.
La razón por la que Darrell tenía esa confianza no era porque fuera un hombre perfecto. Tenía muchos pecados que lo perseguían, como todos nosotros. Recuerda esto, porque algún día vas a morir. Si al igual que Darrell, tienes tiempo de ver la muerte venir, Satanás te perseguirá con tu largo historial de transgresiones: todas las personas a las que has hecho daño, todas las veces que has fallado, todas las razones por las que no mereces el cielo. Cuanto más te concentres en eso, más miedo tendrás de morir.
Pero Darrell no tenía miedo, porque no miraba hacia atrás, sino hacia adelante (Fil 3:13). Cuando miraba hacia atrás, no miraba sus pecados, sino la cruz donde Jesús pagó por ellos. Como dice la Escritura: «Esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe» (1 Jn 5:4). Si eso es cierto, entonces Darrell Carman venció. Venció el cáncer, porque el cáncer no mató su fe en Jesús. Solo la refinó.
2. El cáncer no separó a Darrell de Jesús
Si la meta de Satanás era separar a Darrell de Jesús, fracasó miserablemente. El cáncer no solo no separó a Darrell de Cristo, sino que lo acercó más a Cristo (Fil 1:23). Nunca hubo nada que el cáncer pudiera hacer para separar a Darrell del amor de Dios. Jesús nunca lo iba a perder, porque Jesús lo amó, lo compró y oró para que Darrell estuviera con Él donde Él estuviera (Jn 17:24). La oración de Jesús ha sido respondida.
Solo considera el contraste entre lo que Darrell experimentó durante sus últimas seis semanas en la tierra y lo que está experimentando ahora. No solo está totalmente libre de dolor y pecado, sino que está lleno completamente de rectitud y se ha reunido con quien fue su esposa por cincuenta años. Lo mejor de todo es que finalmente ha podido ver el rostro de Jesús y decir: «¡Gracias por la cruz! ¡Gracias por amarme! Gracias por traerme aquí».
¿Podemos creer todo eso y seguir pensando que el cáncer de alguna manera venció a Darrell? Si esto es «pérdida», entonces cuanto antes perdamos todos, mejor. Pero la Biblia no lo llama «pérdida»; la Biblia lo llama «ganancia» (Fil 1:21). Lejos de vencer a Darrell, el cáncer lo entregó directamente a la presencia de Jesús.
3. El cáncer ni siquiera puede conservar lo que le quitó a Darrell
El mejor argumento de que el cáncer venció a Darrell es que su cuerpo fue llevado a una colina en su ciudad natal de Hartsville, Tennessee, donde fue sepultado. El cáncer se llevó su cuerpo y eso es algo por lo que hay que llorar. Sin embargo, me gustaría señalar que Alemania y Japón ganaron muchas batallas durante la Segunda Guerra Mundial —victorias reales—, pero al final perdieron la guerra.
Lo mismo ocurre con el cáncer. Lo máximo que se puede decir del cáncer es que ha ganado una batalla. Pero el resultado de la guerra ya está decidido. El Día D ya se ha librado y ganado. Como dice el viejo refrán: «Cristo ha resucitado de entre los muertos, pisoteando la muerte por medio de la muerte, y concediéndoles la vida a los que están en los sepulcros».
Todo lo que el cáncer pudo quitarle a Darrell fue su cuerpo, pero ni siquiera puede quedarse con eso. Porque cuando Jesús murió en la cruz y envió el Espíritu Santo al corazón de Darrell, estaba haciendo un pago inicial por el cuerpo de Darrell, y algún día vendrá a cobrar (Ef 1:14; Ro 8:11). Cuando eso suceda, el cuerpo ahora sembrado en debilidad será levantado en poder. Esto mortal se vestirá de inmortalidad y este cuerpo humilde será transformado para ser como el cuerpo glorioso de Jesús.
Cuando estaba sentado junto a la cama de Darrell unos días antes de su muerte, viendo a qué le había reducido el cáncer, miré hacia su mesita de noche y me fijé en una foto suya de joven. Era una versión de él que nunca había visto. Darrell en el vigor de la juventud, con la sonrisa alegre de un hombre recién casado. No pude evitar pensar que la próxima vez que lo vea, probablemente tendrá un aspecto similar.
Oh, muerte, ¿dónde está tu victoria? Oh, cáncer, ¿dónde está tu aguijón?
Lloramos por Darrell, pero como aquellos que creen en un Cristo resucitado, no nos entristecemos como los que no tienen esperanza. La fe ve el panorama general. Aún ahora, mientras esperamos la victoria final, podemos decir por fe que Darrell Carman venció el cáncer.
Justin Dillehay